viernes, 29 de octubre de 2010

Beata Mª Angela Astorch

Clarisa Capuchina. (1592-1665)

La Beata Mª Angela Astorch nació en Barcelona el 1 de septiembre de 1592. Huérfana de padre y madre, ingresó muy joven en el monasterio de Capuchinas de Barcelona, donde emitió su profesión el 8 de septiembre de 1609. A los 21 años fue mandada a Zaragoza como maestra de novicias. Después de haber gobernado este monasterio como abadesa, en 1645 fundó el monasterio de Murcia. Tuvo en alto grado el don de la contemplación, alimentada por la meditación de la Liturgia de las Horas, y al mismo tiempo una caridad solícita por las Hermanas. Murió santamente en Murcia el 2 de diciembre de 1665. Fue beatificada el 23 de mayo de 1982 por Juan Pablo II.

ORACIÓN.

Oh Dios, rico para con todos los que te invocan, que adornaste a la beata María Ángela, virgen, con el don de penetrar de modo inefable en el tesoro de tus riquezas mediante la diaria liturgia de alabanza; concédenos, por su intercesión, dirigir a ti de tal manera nuestras acciones, que seamos alabanza de tu gloria en Jesús, tu Hijo.


TRIDUO NOVENA

En tu poder, Señor, están todas las cosas.
Nada se resiste a tus designios.
Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que hay bajo el cielo.
Tú eres el dueño de todo.
Concédenos entregarnos fielmente a Ti y al servicio de nuestros hermanos a imitación de tu sierva la Beata Mª Àngela Astorch, y juntamente la gracia que por su intercesión te pedimos (aquí se piden aquellas gracias que deseen alcanzar).
Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria al padre,…)

viernes, 22 de octubre de 2010

Oración a Jesús crucificado



 
Miradme,
oh mi amado buen Jesús,
postrado en vuestra santísima presencia;

os ruego con el mayor fervor
imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,
verdadero dolor de mis pecados
y propósito firmísimo de enmendarme!.
Mientras que yo con el mayor amor
y compasión de que soy capaz
voy considerando vuestras cinco llagas
teniendo presente aquello que dijo de Vos,
oh Dios mío, el santo profeta David:
“Han taladrado mis manos y mis pies
y se pueden contar todos mis huesos”

Padrenuestro, avemaría y Gloria



lunes, 18 de octubre de 2010

Santo Angel de la Guarda

ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Ángel mío guardador,
por el sumo bien criado,
te suplico con amor,
que de mi tengas cuidado.

Ángel santo de Dios,
dado para mi custodia y guía,
guárdame de noche y día;
por lo que me habéis guardado,
gracias y dones os doy
que me habéis hecho tanto bien.

Gloria sea a ti señor,
por siempre jamás.
Amén.

lunes, 11 de octubre de 2010

Cántico al hermano sol

 
Altísimo, Omnipotente, buen Señor: 
tuyas son las alabanzas, 
la gloria, el honor. 
Sólo  a Ti, Altísimo, convienen 
y ningún hombre es digno 
de pronunciar tu nombre.




Loado seas, Señor mío, 
con todas tus criaturas 
especialmente por el hermano sol. 
         El hace el día y nos alumbra 
y es bello y radiante 
y con gran esplendor.    
De ti, Altísimo, es un signo claro.


Loado seas, Señor mío, 
por la hermana luna, y las estrellas.

En el cielo las has formado 
claras, preciosas y bellas.

Loado seas, Señor mío, por el hermano viento, 
y por el aire y nublado y sereno y todo tiempo,
        por el cual sustentas a tus criaturas

Loado seas, Señor mío, por la hermana agua 
la cual es muy útil y humilde, preciosa y casta.

Loado seas, Señor mío, 
por el hermano fuego
  por el cual alumbras la noche  
  y es bello y alegre, robusto y fuerte.

Loado seas, Señor mío, por nuestra
 hermana  la madre tierra, la cual
nos sustenta y gobierna y produce frutos
diversos con coloridos flores
y hierbas.

Loado seas, mi Señor, 
por quienes perdonan por tu amor
       y soportan la enfermedad y tribulación.
          Bienaventurados los que las soportan en paz 
porque Tú Altísimo,...
... Los coronarás.

Loado seas, mi Señor,
por la hermana muerte corporal 
de la que ningún hombre viviente puede escapar.
        ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.

Bienaventurados aquellos
que acierten a cumplir
tu santísima voluntad 
porque la muerte segunda
no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor
dadle gracias 
  y servidle con gran humildad.

(San Francisco de Asís)


domingo, 10 de octubre de 2010

Que no me olvide señor

QUE NO ME OLVIDE SEÑOR
Darte las gracias por lo mucho que me das
y de esperar cuando tardas en llegar

Darte las gracias por los detalles insignificantes,
por los dones que, de tantas personas, recibo sin saberlo,
por las sonrisas que, por la calle, se me regalan,
por los rostros que no me son indiferentes.

QUE NO ME OLVIDE SEÑOR
De ver tu mano allá donde sólo veo el mundo.
De abrir mi corazón a tu presencia.
De tener mis ojos despiertos a tu paso.
De abrir mis manos a quien lo necesita.

QUE NO ME OLVIDE SEÑOR
De cultivar la gratitud cuando tanto se me da.
De decir “gracias” por pequeñas o grandes cosas.

De agradecer la fe como don y como tarea.
De pedir cuanto necesite,
aunque no sea a la hora que yo lo espere.

QUE NO ME OLVIDE SEÑOR
De cuidar el corazón, con la vitamina de la gratitud.
De fortalecer mi fe, con el arma de la oración,…

De robustecer mi alma, con savia de la caridad.
De curar mi espíritu, con mi confianza en Ti. Amén

                                               (P. Javier Leoz)

viernes, 1 de octubre de 2010

En busca de Dios

¡Te necesito, Señor! , porque sin
ti mi vida se seca.

Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante ti.

¡Quiero buscarte!

Quiero encontrarte dando vida
a la naturaleza que tú has creado;

en la transparencia del horizonte lejano,
desde un cerro,

y en la profundidad de un bosque que protege con sus hojas
los latidos escondidos de todos sus inquilinos.

¡Necesito sentirte alrededor!

Quiero encontrarte en tus sacramentos,
en el encuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical

¡Necesito sentirte dentro!

Quiero encontrarte en el rostro
de los hombres y mujeres,

en la convivencia con mis hermanos:

en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;

en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.

¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,

en mi trabajo y mi descanso
 y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del encuentro
cara a cara contigo.

Teilhard de Chardin