Dios Padre Nuestro, Señor del
cielo y de la tierra, Tú eres para nosotros;
existencia, energía y vida; Tú has creado al hombre a tu
imagen y semejanza, para que con su trabajo, haga fructificar
las riquezas de la tierra, colaborando así a tu creación.
Somos conscientes de nuestra
pobreza y debilidad.
Nada podemos sin Ti.
Tú, Padre Bueno, que haces
brillar el sol sobre todos y haces caer la lluvia, ten compasión de cuantos
sufren las consecuencias de la sequía en este tiempo, ya tan prolongado.
Escucha con bondad las
oraciones que tu Iglesia te dirige con confianza, como escuchaste las súplicas
del Profeta Elías, que intercedía a favor de su Pueblo.
Haz que caiga del cielo sobre
la tierra árida, la lluvia tan deseada, para que renazcan los frutos y se
salven los hombres y los animales.
Que la lluvia sea para
nosotros el signo de tu gracia y bendición.
Así, confortados por tu
misericordia, te damos gracias por todo don de la tierra y del cielo, con que
tu espíritu satisfaga nuestra sed del cuerpo y del alma.
Por Jesucristo, Tu Hijo, que
nos ha revelado tu amor, Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna.
Amén.