Aquí me tenéis postrada a
vuestros pies santísimos, mi querido Jesús, para manifestaros en cada instante
mi reconocimiento y gratitud por tantos y tan continuos favores como me habéis
otorgado y que todavía queréis concederme. Cuantas veces os he invocado, ¡oh
Jesús!, me habéis dejado siempre satisfecha, he recurrido a menudo a Vos, y
siempre me habéis consolado.
¿Cómo podré expresaros mis
sentimientos, amado Jesús? Os doy gracias…, pero otra gracia quiero de Vos. ¡Oh
Dios mío!, si es de vuestro agrado… (Indicar gracia que se quiere conseguir). Si
no fuerais todopoderoso, no os haría esta súplica. ¡Oh Jesús! Tened piedad de mí.
Hágase en todo vuestra santísima voluntad.
Padrenuestro, Avemaría y
Gloria