¡Oh Cristo Jesús! Te reconozco por Rey universal. Todo
lo que ha sido hecho, ha sido creado por Ti. Ejerce sobre mi todos tus
derechos.
Renuevo mis promesas del bautismo renunciando a
Satanás, sus pompas y obras, y prometo vivir como buen cristiano. Y muy en
particular me comprometo ha hacer triunfar, según mis medios, los derechos de
Dios y de tu Iglesia.
¡Divino Corazón de Jesús! Te ofrezco mis pobres
acciones para obtener que todos los corazones reconozcan tu Sagrada Realeza y
que, así, el reinado de tu paz se restablezca en el universo entero.
Así sea.