Oh bienaventurada Bernardette! Acuérdate que la Virgen
te dijo en la gruta: “Ruega por los pecadores”, para que se conviertan y hagan
penitencia.
Ruega por mí, pecador, para que Dios perdone mis
pecados.
Ruega por mí a María Inmaculada, pues confío en que te
concederá cuanto le pidas, porque fuiste su confidente en la gruta de Lourdes.
Así como Ella te prometió “hacerte feliz en el otro
mundo”, te concederá que hagas felices a los que devotamente acudan a ti.
A ti, pues, acudo humildemente, suplicándote no me
dejes ni me abandones hasta verme contigo en el cielo.
Amén.