Es un hecho, que hoy en día la sociedad está perdiendo el sentido del pecado, quizás debido al relativismo moral que cada vez se hace más patente en la calle, los medios de comunicación y que en muchas ocasiones dificulta el acercarse al sacramento de la penitencia (también llamado de la reconciliación, del perdón, de la confesión y de la conversión).
Antes de continuar, es interesante recordar que este sacramento fue instituido, cuando Jesús la tarde de Pascua se mostró a sus Apóstoles y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos"(Jn 20, 22-23), y mediante él se consigue el perdón de los pecados cometidos contra Dios y la reconciliación con la iglesia a la que se ofende con la realización de éstos.
Siguiendo con el tema planteado, la cuestión que con cierta frecuencia se plantea, llegado el momento de acudir a este sacramento es. ¿De qué debo confesarme?
Antes de contestar a está pregunta, deberíamos preguntarnos qué es el pecado, y nos encontramos que realmente el pecado, es un desprecio al amor que Dios nos tiene, es un desprecio puesto que es un acto que se comete voluntariamente contra él y que por otra parte repercute en las personas que nos rodean, por eso sólo Dios puede perdonar los pecados.
Este pecado puede ser mortal o venial
PECADO MORTAL. Es una infracción grave de la Ley Divina, que aparta al hombre de DIOS; pero para que se cometa es necesario:
- Violar alguno de los mandamiento en materia grave
- Pleno conocimiento
- Perfecto consentimiento
En cuanto a la confesión de estos pecados el compendio del catecismo (304, 305), nos dice que "Se deben confesar todos los pecados graves aún no confesados que se recuerdan después de un diligente examen de conciencia...". Se está obligado a confesar estos pecados graves, al menos una vez al año, y en cualquier caso antes de recibir la comunión.
PECADO VENIAL. Es una violación de los mandamientos en una materia leve, o sin pleno conocimiento. Este pecado impide el progreso del alma, de forma que si es cometido de forma deliberada y permanece sin arrepentimiento, nos lleva poco a poco a cometer pecado mortal (murmuraciones, burlas,...)
Respecto a la confesión de estos pecados, si acudimos nuevamente al compendio del catecismo(306), dice: "La Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados veniales aunque no sea estrictamente necesaria, ya que ayuda a formar una recta conciencia y a luchar contra las malas inclinaciones, a
dejarse curar por Cristo y a progresar en la vida del Espíritu".
Una vez conscientes de lo que significa el pecado, debemos contemplar cinco pasos, de cara a la realización de la confesión:
1. EXÁMEN DE CONCIENCIA. esfuerzo por recordar todos los pecados
2. DOLOR DE LOS PECADOS. reconocer la ofensa realizada a DIOS
3. PROPOSITO DE NO VOLVER A PECAR. determinación de no volver a cometerlo
4. DECIR LOS PECADOS AL CONFESOR. de forma clara y concisa
5. CUMPLIR LA PENITENCIA. cuanto antes, con humildad y en reparación de la culpa contraída
A la hora de acudir a este sacramento es posible que alguien se haga el siguiente razonamiento, para qué quiero confesarme si yo no robo, no mato, no le hago mal a nadie, no tengo tiempo, no se de qué confesarme,...
También nos podemos encontrar con personas que, llevan años y años sinconfesarse, y una vida no tan buena. Pero cuando piden confesarse y se les pregunta sus pecados se sorprenden y contestan: "No, yo no tengo ningún pecado, yo no me meto con nadie, de mi trabajo a mi casa y de mi casa a mi trabajo... Bueno cuando tenía a mi madre, que en paz descanse, alguna vez le falté al respeto"
Otras personas, por lo contrario quieren estar confesándose a cada rato y por cualquier cosa sin importancia. "Me acuso, de, que a veces me enojo con los animales... de que mi marido es muy... Es que he estado muy enfermo y tengo una dolencia por todo el cuerpo..."
Para resolver estos problemas, podemos plantearnos una serie de cuestiones sobre las que reflexionar:
¿Has dudado o negado deliberadamente alguna de las verdades la Fe católica?
¿He practicado la superstición o el espiritismo?
¿He pronunciado palabras injuriosas contar Dios, con la intención de ofenderle?
¿He jurado con mentira o con duda de si era verdad? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
¿He murmurado externa o internamente contra el Señor cuando me ha ocurrido alguna desgracia?
¿He faltado a Misa los domingos o los demás días de precepto? ¿He dejado de cumplir, sin motivo adecuado, el ayuno y la abstinencia en los días previstos por la Iglesia? ¿Me he confesado y he comulgado al menos una vez al año?
¿He callado por vergüenza, en alguna Confesión anterior, algún pecado grave?
¿He comulgado alguna vez en pecado mortal?
¿He desobedecido a mis padres y familiares? ¿Los he tratado sin el respeto y el afecto que merecen? ¿He defraudado con mi conducta la confianza que han depositado en mí?
¿He dado mal ejemplo en cosas importantes a las personas que me rodean, sobre todo a mis amigos?
¿Evito que las diferencias de opinión en cuestiones políticas, profesionales, etc., degeneren en indisposición, enemistad o incluso odio hacia las personas?
¿He causado un daño cierto a alguien en su persona o en sus legítimas propiedades? ¿He pedido perdón y he procurado reparar eficazmente el daño?
¿He hablado mal de otros sin tener mayor fundamento que "se dice" o la mera suposición? ¿He calumniado a alguien atribuyéndole acciones injuriosas que no ha cometido? ¿He descubierto ante los demás defectos graves de otras personas? ¿Me he comportado con deslealtad descubriendo ante otras personas, sin motivo serio y proporcionado, asuntos que me han sido comunicados privadamente, por razón de mi trabajo o por amistad?
¿He practicado, aconsejado o facilitado el aborto?
¿Me he puesto voluntariamente en ocasión de ofender a Dios gravemente? ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, por mi modo de vestir, por mi conducta desordenada, por mi consejo, etc.? ¿He tratado de reparar el escándalo?
¿Me dejo llevar por la pereza en el cumplimiento de mis deberes, particularmente en el trabajo? ¿Retraso o impido con mi conducta el trabajo de los demás?
¿Me embriagado o he comido con exceso? ¿He tomado droga? ¿He puesto en peligro mi vida y la vida de los demás conduciendo imprudentemente, bien por exceso de velocidad o no conocerlo en las debidas condiciones?
¿He utilizado la sexualidad en contra de los planes de Dios, ya sea conmigo o con otras personas? ¿Aprendo a dominarme y a controlar mis pasiones, o me dejo dominar por ellas? ¿He caído en pecados gravemente contrarios a la castidad (masturbación, fornicación, relaciones prematrimoniales, actividades pornográficas, prácticas homosexuales)? ¿Había circunstancias –de parentesco, matrimonio, sexo – que agravasen esas acciones?
¿He utilizado a los demás buscando el placer sexual de modo egoísta, ya sea con la mirada, el pensamiento o las conversaciones? ¿He buscado ese placer con las lecturas, las películas, la televisión, la radio, internet, o con mi asistencia a espectáculos poco recomendables?
¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿He restituido o reparado? ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido? ¿He malgastado el dinero haciendo gastos excesivos o innecesarios? ¿Doy limosna generosamente de acuerdo con mis posibilidades? ¿He rechazado ayudar a los demás en sus necesidades, pudiendo hacerlo?
¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse de ellas?
¿Me dejo dominar por la envidia deseando inmoderadamente lo que otros son o poseen?
¿He prestado mi apoyo a programas de acción social y política inmorales y anticristianos? ¿Renuncio por cobardía a defender a Cristo y a la Iglesia cuando son atacados en mi presencia? ...
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