tuyas son las alabanzas,
la gloria, el honor.
Sólo a Ti, Altísimo, convienen
y ningún hombre es digno
de pronunciar tu nombre.
Loado seas, Señor mío,
con todas tus criaturas
especialmente por el hermano sol.
El hace el día y nos alumbra
y es bello y radiante
y con gran esplendor.
De ti, Altísimo, es un signo claro.
Loado seas, Señor mío,
por la hermana luna, y las estrellas.
En el cielo las has formado
claras, preciosas y bellas.
Loado seas, Señor mío, por el hermano viento,
y por el aire y nublado y sereno y todo tiempo,
por el cual sustentas a tus criaturas
Loado seas, Señor mío, por la hermana agua
la cual es muy útil y humilde, preciosa y casta.
Loado seas, Señor mío,
por el hermano fuego
por el cual alumbras la noche
y es bello y alegre, robusto y fuerte.
Loado seas, Señor mío, por nuestra
hermana la madre tierra, la cual
nos sustenta y gobierna y produce frutos
diversos con coloridos flores
y hierbas.
Loado seas, mi Señor,
por quienes perdonan por tu amor
y soportan la enfermedad y tribulación.
Bienaventurados los que las soportan en paz
porque Tú Altísimo,...
... Los coronarás.
Loado seas, mi Señor,
por la hermana muerte corporal
de la que ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados aquellos
que acierten a cumplir
tu santísima voluntad
porque la muerte segunda
no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor
dadle gracias
y servidle con gran humildad.
(San Francisco de Asís)
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