Por ti llevo
mi cruz, la de esta vida mía, que noche ya sería si no fuese tu luz.
Por ti, que
en el madero, con tres clavos estás y así lección me das sufriendo tú primero.
Por ti,
Señor, yo quiero hacer de cada día mi ofrenda de romero.
Y al fin de
este sendero, feliz el alma mía será, si por ti muero.
C. H. S.
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