Antes
que el sol naciera en su hermosura
y
que el valle en su vida floreciera
Antes
que el alba en su fulgor te viera
y
el cielo recortara tu figura.
Antes
que el cielo te cante con su luna
y
las estrellas brillen en la noche
antes
que el aguacero en su derroche
llene
los ríos que su voz acuna.
Desde
siempre y para siempre la elegida
para
ser madre y templo de justicia
para
darle al que aguarda la noticia;
de
la espera consumada, prometida.
Resplandece
tu Nombre y nace un nuevo día
y
susurra la brisa tu inocencia
en
tu seno se acuna la clemencia
y
los ángeles te cantan, Oh María.
Predestinada
en Amor y consagrada
para
ser Madre del Verbo de la vida
de
la Palabra en
tu carne entretejida
de
la Victoria ,
por siempre pronunciada.
Fray Alejandro Ferreirós
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