viernes, 1 de abril de 2011

Delante de un crucifijo

Salí de mi casa a dar una vuelta, y me encontré con un hombre en el terror de la crucifixión.

“Permíteme que  te desclave de la cruz”, le dije.

Y me puse a mirar cómo arrancar los clavos de sus pies.

Pero él me respondió:

“Déjame donde estoy, porque no bajaré de la cruz hasta que todos los hombres, todas las mujeres, todos los niños...

...se unan, y juntos tomados de la mano, vengan a desclavarme”.

 Entonces le pregunté:

“¿Cómo voy a  soportar yo tus lamentos?.
 ¿Qué puedo hacer por ti?”

Y él me respondió:

 “Vete por todo el mundo...

...y diles a todos los que encuentres que hay un hombre clavado en una cruz”

“No tengan miedo…”

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