sábado, 1 de diciembre de 2012

Velad

Señor, Tú nos invitas a que estemos vigilantes:

“Velad entones, pues no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al canto del gallo o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.”

¿Qué nos quieres decir, Señor Jesús?.
A lo mejor es que tenemos el peligro de pasar por la vida dormidos, sin darnos cuenta de las cuestiones fundamentales, sin ser conscientes de que Tú viniste y de que Tú, Señor Jesús, continúas viniendo y de que un días volverás.

Es cierto que cuando Tú viniste, muy pocos te reconocieron.

Muchos de entonces estaban dormidos.

Pero, Señor Jesús, ¿no sucede hoy lo mismo?
¿No abundan los que están dormidos?
¿Qué es lo que me adormece?
¿Qué es lo que me hace estar despierto, vigilante?

Adormecen las muchas esclavitudes que hacen que uno se centre sólo en si mismo y cierre sus ojos a su entorno:

El egoísmo, la comodidad, la avaricia, el no pensar otra cosa que en el pasarlo bien, el vivir para tener, el dejarse atrapar por las cosas y olvidar a las personas…, son somníferos.

Señor Jesús, haz que con tu ayuda, no andemos por la vida dormidos.

En cambio:

Escuchar atentamente a los demás, estar a abiertos a las realidades de nuestro entorno y del mundo, cultivar la compasión, sentir las necesidades de los que sufren, pensar en los demás…,

Escuchar la Palabra de Dios, rezar, formar parte de un grupo de vida cristina, participar de la Eucaristía…, nos ayuda a permanecer despiertos.

Señor Jesús, haz que utilicemos todo aquello que nos ayuda a permanecer despiertos.

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