sábado, 24 de mayo de 2014

Concebirás y darás a luz un hijo


Has oído, virgen, que concebirás y darás a luz un hijo.

Has oído que no será por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo.

Mira que el ángel aguarda tu respuesta: ya es tiempo de que vuelva al Señor que lo envió.

También nosotros, condenados a muerte por sentencia divina, esperamos, Señora, tu palabra de misericordia.

En tus manos está el precio de nuestra salvación; Si consientes, de inmediato seremos librados.

Apresúrate a dar tu consentimiento, Virgen, responde sin demora al ángel, mejor dicho, al Señor, que te ha hablado por medio del ángel.

Di una palabra y recibe al que es la palabra, pronuncia tu palabra humana y concibe al que es la Palabra divina, profiere una palabra transitoria y recibe en tu seno al que es la Palabra eterna.

¿Por qué tardas? ¿por qué dudas?.

Cree, acepta y recibe.

Abre, Virgen Santa, tu corazón a la fe, tus labios al consentimiento, tu seno al Creador.

Mira que el deseado de todas las naciones está junto a tu puerta y llama.

Si te demoras, pasará  de largo y entonces, con dolor, volverás a buscar al que ama tu alma.

Levántate, corre, abre.

Levántate por la fe, corre por el amor, abre por el consentimiento.

Aquí está – dice la Virgen – “la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”


(San Bernardo)

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