lunes, 20 de septiembre de 2010

La Corona de la Divina Misericordia

Jesús, encargo a Sor Faustina, que difundiera el rezo de la “Corona de la Divina Misericordia”.

“Yo te recuerdo mi Hija querida, que tantas veces oigas al reloj dar las tres de la tarde, te sumerjas completamente en Mi Misericordia, adorándole y glorificándole; invoca su omnipotencia para todo el mundo y particularmente por los pobres pecadores, porque en ese momento, la misericordia se derramó abiertamente sobre cada alma. A esta hora tú puedes obtenerlo todo para ti misma y para otros, por la súplica; ésa fue la hora de gracia para todo el mundo. La misericordia triunfó sobre la justicia.


Divina Misericordia

Hija mía trata de hacer el Vía Crucis lo mejor posible a esta hora, siempre y cuando tus obligaciones lo permitan y si no tienes la posibilidad de hacer el Vía Crucis, entonces al menos entra en la capilla, sumérgete en oración en donde quiera que te encuentres, aunque sea sólo por un instante. Yo reclamo veneración para Mi Misericordia en toda criatura, pero por sobre todos: de ti, ya que es a ti a quien he dado el entendimiento más profundo de este misterio”. (1572)


“Por medio de la corona conseguirás todo, si es que lo que pides es compatible con Mi voluntad”

¿Cómo se reza la Corona de la Misericordia?
La Coronilla de la Divina Misericordia
Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación
por nuestros pecados y los pecados del mundo entero."

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."

4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

Se puede añadir el rezo de una SALVE

SALVE

T - Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

T - Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R - para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

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