martes, 14 de abril de 2020

Oración a la Santísima Trinidad



Dios mío, creo firmemente cuanto tú, verdad infalible, has revelado y la santa Iglesia nos propone para creer. Y expresamente creo en ti, único verdadero Dios, en tres personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y en tu Hijo, encarnado y muerto por nosotros, Jesucristo, el cual dará a cada uno, según sus méritos, el premio o la pena eterna. Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, aumenta mi fe.

Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y las gracias necesarias para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer. Señor, no quede yo confundido eternamente.

Dios mío, te amo con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a ti, bien infinito y mi eterna felicidad; y por amor tuyo amo a mi prójimo como a mí mismo y perdono las ofensas recibidas. Señor, haz que yo te ame cada día más.

lunes, 13 de abril de 2020

Hágase vuestra voluntad



¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
Cuando me abruman los pesares de la vida; mi cáliz es muy amargo, pero yo quiero unirlo con el pensamiento al que Vos aceptasteis por mí en el huerto de Getsemaní y hallare fuerzas para beberlo a mi vez.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
Cuando me vea victima de la injusticia, cuando me abandonen los amigos, cuando la soledad me parezca más amarga, porque también vos conocisteis la amargura y el abandono… ¿No podré soportar la indiferencia y la ingratitud de los hombres cuando mi Dios fue traicionado por sus discípulos?

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
Cuando el trabajo me parezca penoso, cuando el desaliento se apodere de mi alma… vos sois quien permitís este desfallecimiento, Salvador mío, para que me acerque a vuestra cruz y vaya a buscar, en ese manantial bendito la fuerza y el valor que me faltan.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
Cuando venga a visitarme la enfermedad y cuando me abrume el dolor… Me uno de corazón a vuestra cruel agonía; uno mis sufrimientos a los vuestros; los ofrezco, ¡oh Jesús!, en expiación de las faltas que he tenido la desgracia de cometer y que os han conducido hasta el Calvario.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
Cuando lloro la ausencia de un ser querido… Siento desplazado mi corazón, pero se que Vos habéis bendecido las lágrimas llorando a vuestro amigo Lázaro, y me siento más resignado al venir a suplicaros que bendigáis las mías.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!
En todo el curso de mi vida; cualquiera que sean mis trabajos, os los ofrezco, divino Redentor mío; vos habéis aceptado, siendo víctima inocente, el peso de los pecados del mundo; dadme fuerzas para sobrellevar a mi vez las pruebas que he merecido y que me envía vuestra divina mano… ¡Las consideraré como una prenda de vuestro amor a fin de que sean prenda de mi salvación!

miércoles, 8 de abril de 2020

Veni Creator



Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo,
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos.
Amén.

sábado, 4 de abril de 2020

Espiritu Santo, alma de mi alma



Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.
Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar, cargar y soportar.
Si, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Si a los deseos y al querer del eterno Padre Dios.


(P. José Kentenich)