Padre de
misericordia,
que no te
complaces en la muerte del pecador,
sino en
que se convierta y viva,
ayúdanos a
escuchar y acoger tu palabra,
a
reconocer y confesar nuestros pecados
y a darte
gracias por el perdón que nos concedes.
Por Jesucristo
nuestro Señor,
Amén.
Recuerda,
Señor, que tu misericordia y tu bondad son eternas; no te acuerdes de mis
pecados.
Crea en mi
un corazón nuevo y renuévame por dentro con tu Espíritu Santo.
Amén.