Señor, la luz del día ya se
apaga,
la noche va extendiendo sus
tinieblas;
alumbra lo más hondo de las
almas
en este santo tiempo de
Cuaresma.
Conoces nuestra vida y nuestra
historia
y sabes que también hemos
pecado,
por eso hacia ti nos dirigimos
confiando que seremos
perdonados.
Unidos con la Iglesia
recorremos
la senda que nos lleva hasta
el Calvario,
llevando en nuestro cuerpo tus
dolores,
sufriendo lo que aún no has
completado.
Escucha nuestra voz, amado
Padre,
que, junto con tu Hijo Jesucristo,
enviaste tu Espíritu a los
hombres,
sellando con tu gracia sus
destinos.
Amén.
Fuente: Liturgia de las horas
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