Para que, mi rostro al igual que el tuyo, sea irradiación del Dios que vive en mí y tanto quiero.
Y, descubriéndolo como mi todo y mi vida, hable de tal manera con El que, en el monte de mi existencia, pueda exclamar: ¡QUE BIEN SE ESTA AQUÍ!
CAMBIAME, SEÑOR
Y, sintiéndome tocado por tu gracia no acalle ni limite la voz que pregone tu poder, la voz que cante tus hazañas, la voz que alabe tu santidad y tu grandeza.
CAMBIAME, SEÑOR
Que cuando la prueba me asalte en el camino sepa que, tu presencia, me acompaña, me guía, me consuela y me empuja a seguir adelante.
Que, cuando mire al cielo, como Tú miraste crea, escuche y me embargue la presencia de un Dios que se fía de mi, que confía en mí y que tanto espera de mí.
CAMBIAME, SEÑOR
Siendo testigo de tu reino, de que, otro mundo, todavía es posible...
Porque, Tú Jesús, eres el enviado el Ungido, el preferido, el amado
Aquel que es capaz, por su obediencia, de cambiar a toda la humanidad.
Sor Mª Celina OSC
FRANCISCO Y CLARA
http://conventosantaclara.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario