Sagrado Corazón de Jesús, heme aquí en
el ocaso del día, cansado y un poco desgastado por los quehaceres cotidianos;
permitidme que mi sueño restaure mis fuerzas y que mi Santo Ángel de la guarda
ore y repare por mí.
Sagrado Corazón de Jesús, infinitas
gracias os doy porque no permitisteis que mis pies resbalaran y cayeran al
abismo; en la tentación me hicisteis sentir punzadas de amor que me obligaban a
lanzar un grito de súplica al cielo para que los ángeles me ayudaran, para que
San José alejara de mi alrededor al demonio y a sus secuaces.
Sagrado Corazón de Jesús, cubridme en
esta noche con el manto de vuestra ternura; alejad de mí, mientras duermo, los
espíritus del mal y concededme la gracia de que, aún, mi respirar sea una
ofrenda de amor para vuestra gran Majestad.
Amén.
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