Señor: enséñame a dar abrazos
que acaricien el alma, llenos de ternura y que envuelvan al corazón que los
recibe.
Que sanen y devuelvan el gozo,
que sostengan al que está por derrumbarse y levanten al que está abatido.
Permíteme, mandar abrazos
espirituales que abracen, aún en la distancia a quienes más amo.
Amén.
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