¡Dios te salve, María!
Sol de las almas, faro de la mía:
Lirio del cielo, mística azucena,
de hermosura, bondad y gracia llena,
Madre del potentado y del mendigo;
Virgen Reina, el Señor está contigo;
Tú sola, Tú, por tu pureza eres
bendita entre todas las mujeres;
y es de tus altos dones, en tributo,
santo y bendito de tu vientre el fruto.
Sol de las almas, faro de la mía,
¡Dios te salve, María!
Santa Madre de Dios, el que a Ti llega
halla amparo y perdón. Ruega, sí, ruega
por nosotros los tristes pecadores;
libértanos del mal y los errores;
danos la fe consoladora y fuerte;
ahora y en la hora triste de la muerte.
¡Oh luz que brillas en eterno día!
¡Santa Madre de Dios, Santa María!
Juan de Dios Peza, poeta mejicano
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