¡Señor mío y Dios mío!, creo firmemente que estás
aquí. Te pido la gracia de examinar sinceramente y conocer con verdad mi
conciencia descubriendo todos mis pecados y miserias; dame la fortaleza de
confesarlos con toda fidelidad y verdad para merecer ahora tu perdón y la
gracia de la perseverancia final. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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