¡Cristo ha resucitado!, ¡Resucitemos con Él!. Abramos nuestros horizontes, levantemos nuestro espíritu a todo lo que representa una vida superior, a todo lo que sea luz, belleza, bondad, verdad y santidad.
¡Aleluya!, ¡Aleluya!, ¡Aleluya!
¡Cristo ha resucitado!. Acudamos a Él: sólo Él tiene regeneradoras palabras de vida eterna, y esa ley de amor y libertad, esperanza de crecimiento y salvación para todos los hombres, y todos los pueblos.
Hermanos, los pueblos están cansados, desalentados; sienten que la vida sin Dios es efimera y vacía. ¡Cristo ha resucitado!, ¡Resucitemos con Él!
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