viernes, 18 de noviembre de 2011

La oración del conductor


Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante, para que mientras conduzco no cause daño a nadie.

A ti, Señor, que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy mi vida.

Libra, Señor, a quienes me acompañan, de todo mal, enfermedad, incendio o accidente.

Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las necesidades ajenas.

Haz, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad, y que, admirado por la belleza de este mundo, logre seguir y terminar felizmente mi camino.

Te lo pido, Señor, por los méritos de tu Santísima Madre, y por la intercesión de San Cristóbal, especial protección de los conductores. AMÉN.

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