Señor
Dios de ternura y de piedad que para revelarnos la misericordia del Padre nos
has enviado a tu Hijo Jesús, que por nuestro amor se ofreció sobre el altar de
la cruz para obtener el perdón de nuestros pecados y la salvación del mundo.
En
el Calvario hizo entrega a San Juan de su Madre.
Al
pie de la cruz, ella acogió el testamento de amor de su Hijo y recibió como
hijos a todos los hombres nacidos a la vida divina por la muerte de Cristo,
convirtiéndose en Madre de misericordia y de compasión.
Santa
María vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y enséñanos la
verdadera confianza y obediencia de la fe.
Concédenos
creer con todas nuestras fuerzas en el poder del amor misericordioso del Padre
revelado en Jesús y de ofrecernos a este amor en la Eucaristía cotidiana
para que nos convirtamos en ofrenda eterna a la gloria de Dios.
Como
sostuviste la oración de los Apóstoles en el Cenáculo, pide para nosotros en el
nombre de tu Hijo Jesús, la efusión del Espíritu Santo.
Que
él suscite nuestra oración de misericordia, nos conceda el don de oración y nos
enseñe a vivir cada instante en la fidelidad y obediencia a su inspiración.
María,
Madre de compasión, tu Hijo nos ha llamado a continuar tu obra de curación y
compasión a todos los que sufren, especialmente a los que no conocen el amor
del Padre;
haz
de nosotros testigos de su amor misericordioso y concédenos consolar los
cuerpos y los corazones afligidos para que todos los hombres descubran las
señales del Reino de Dios y su presencia en medio de nosotros.
Amén.
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