Padre nuestro, Padre
misericordioso y lleno de amor, mira a tus hijos e hijas que a causa de la fe
en tu Santo Nombre sufren persecución y discriminación en Irak, Siria y tantos
lugares del mundo.
Que tu Santo Espíritu les
colme con su fuerza en los momentos más difíciles de perseverar en la fe.
Que les haga capaces de
perdonar a los que les oprimen.
Que les llene de esperanza
para que puedan vivir su fe con alegría y libertad.
Que María, Auxiliadora y Reina
de la Paz interceda por ellos y les guíe por el camino de santidad.
Padre Celestial, que el
ejemplo de nuestros hermanos perseguidos aumente nuestro compromiso cristiano,
que nos haga más fervorosos y agradecidos por el don de la fe.
Abre, Señor, nuestros
corazones para que con generosidad sepamos
llevarles el apoyo y mostrarles nuestra solidaridad.
Te lo pedimos por Jesucristo,
nuestro Señor.
Amén.
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