Jesús Dulce Amante
y sabio Maestro,
una nueva prueba
me dio de su amor,
y junto con ella
¡Oh Bondad Divina!
Él quiere enseñarme
una gran lección.
Esta mañanita
salí a nuestra huerta
a regar las plantas
hierbas a quitar
y ¡oh, grata sorpresa!...
Me encontré entre ellas
aquella plantita
que gusto me da.
¿Quién allí la puso?
(yo no la he sembrado)
¡Tus manos Divinas!
¡Y tu Corazón!
Allí la pusieron
¡Para complacerme!...
¡Oh, tierna fineza!
¡Oh, exceso de Amor!...
Y quiere enseñarme
el Dulce Maestro
que si me recojo
y practico humildad
y quito las hierbas
de mis apetitos
plantará en mi alma
Su gran Caridad.
Vendrán a su “centro”
los Tres complacidos
y en ella agradados
harán su mansión;
Me enseñarán luego
la Ciencia sabrosa
y gustaré entonces
su contemplación.
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