¡Dios mío y Señor mío!
Te doy gracias por todos los
beneficios
que me has concedido el día de
hoy,
por haberme creado, redimido y
llamado a la fe católica.
Por haberme librado de
peligros
de alma y de cuerpo.
Te pido perdón por todas las
faltas
que he cometido durante este
día,
me duele de todo corazón
haberte ofendido,
propongo enmendarme y no pecar
más.
Amén.
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