El pesebre, llamado también “belén” o “nacimiento”, es uno de los símbolos más clásicos de la Navidad. Se dice que fue San Francisco de Asís el que, a principios del siglo XIII, propagó esta iniciativa para ayudar a entender el misterio entrañable del nacimiento del Hijo de Dios.
El belén presenta las figuras que según los evangelios rodearon el acontecimiento: María y José, los ángeles, los pastores, los magos. Es un elemento pedagógico, para recordarnos cómo Dios se ha hecho uno de nuestra familia de una manera sencilla y profunda.
Bendición propuesta por el papa Pablo VI (Notitiae 1970, p.35)
Oh Dios, padre Santo,
que has amado tanto a los hombres
que les has enviado a tu Hijo Unigénito,
nacido de ti antes de todos los siglos.
Dígnate bendecir este belén
que será la alegría de esta familia cristiana.
Que estas imágenes del misterio de la encarnación
sostengan la fe de los padres y los adultos,
reaviven la esperanza de los niños
y aumenten en todos el amor.
Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amadísimo,
que nos ha salvado con su muerte y su resurrección
y que incesantemente ruega por nosotros delante de ti.
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