domingo, 29 de noviembre de 2015

El mundo te espera




Ven, Señor, no tardes más.
Ven Señor.

Ven, Señor, no tardes más.
Que sin ti no hay salvación.

Sobre la tierra se oyó una voz de promesa:
Un nuevo tallo dará la raíz de Jesé

Sobre la tierra se oyó una voz de esperanza:
El “hágase” de la Virgen, milagro de fe.

Ven, Señor, no tardes más.
Ven Señor el mundo te espera.

Ven, Señor, no tardes más.
Que sin ti no hay salvación.

Hacia tu encuentro vendrán los humildes y pobres.
Hacia tu encuentro vendrán los que carecen de pan y anhelan la paz.

Hacia tu encuentro vendrán los que buscan tu reino.
Los que han sabido sufrir por lograr libertad.

Hoy más que nunca, Señor, necesito consuelo.
Hoy más que nunca, Señor, necesito perdón.

Hoy más que nunca, Señor, necesito alegría.
Hoy más que nunca, Señor, necesito tu amor.

Ven, Señor, no tardes más.
Ven Señor el mundo te espera.

Ven, Señor, no tardes más.
Que sin ti no hay salvación.

sábado, 14 de noviembre de 2015

No llores si me amas






¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Creedme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando llegue el día, que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este Cielo en el que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme,.. Sentirás que te sigo amando, que te amé y encontrará mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz ya no esperando la muerte sino avanzando contigo, que te llevare de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

(San Agustín)