viernes, 29 de abril de 2011

Buena o mala suerte

Había una vez un campesino chino, muy pobre, pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo: "¡Padre, qué desgracia, se nos ha ido el caballo."


"¿Por qué lo llamas desgracia?" respondió el padre. "Veremos lo que nos trae el tiempo"…


A los pocos días, el caballo regresó acompañado de una preciosa yegua salvaje. "¡Padre, qué suerte!" Exclamó el muchacho. "Nuestro caballo ha traído otro caballo más."


"¿Por qué le llamas suerte?" Repuso el padre, "Veamos qué nos trae el tiempo."


Unos días después, el muchacho quiso montar el caballo nuevo y éste no acostumbrado a un jinete, se encabritó y lo arrojó fuertemente al suelo.


El muchacho se quebró una pierna. "¡Padre, ¡qué desgracia!“, "¡Me he quebrado la pierna!“ El padre retomando su experiencia y sabiduría sentenció: "¿Por qué lo llamas desgracia?
¡Veamos que nos trae el tiempo!"


El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después, pasaron por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vieron en la casa del anciano, a un joven entablillado y lo dejaron, siguiendo de largo.


El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni a la desgracia ni a la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno…


La MORALEJA de este Antiguo Consejo Chino es que la vida da tantas vueltas y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno y lo bueno, malo…


Así que esperemos el día de mañana con Alegría y vivamos el hoy con Plenitud…

martes, 26 de abril de 2011

Novena a la Divina Misericordia

- empieza el Viernes Santo
Sor Faustina escribió en su Diario: El Señor me pidió que rezara este Rosario  (la coronilla) durante los nueve días que preceden a la Fiesta de la  Misericordia, comenzando el día de Viernes Santo. Entonces, me dijo:
Por esta novena concederé todas las gracias posibles a las almas (11, 197). También se puede hacer esta novena en otros momentos y por cualquier  necesidad.

Junto con la coronilla, cada día se rezan las siguientes oraciones:

PRIMER DÍA

Hoy tráeme a todo el género humano, especialmente a los pecadores y sumérgelos en el océano de Mi misericordia. De esta forma me consolarás de la honda pesadumbre en que me sume la pérdida de las almas.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas que salgamos jamás de el. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en especial hacia los pobres pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por los méritos de Su dolorosa Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

SEGUNDO DÍA

Hoy tráeme las almas de los sacerdotes y religiosos y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellos los que me dieron fortaleza para soportar hasta el fin las amarguras de Mi Pasión. A través de ellos, como por canales, Mi misericordia fluye hasta los hombres.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias sobre las religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos aquellos que las vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido en Tu viña - hacia las almas de sacerdotes y religiosos -; dótalos con la fortaleza de Tus bendiciones. Por el amor del corazón de Tu Hijo, en el cual están unidos, impárteles Tu poder y Tu luz, para que guíen a otros en el camino de la salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

TERCER DÍA

Hoy tráeme a todas las almas devotas y fieles y sumérgelas en el océano de Mi misericordia. Ellas me confortaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron gota de consuelo en un océano de amargura.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de Tu Compasivísimo Corazón y no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta gracia en virtud del más excelso de los amores; aquel con el que Tu corazón arde tan fervorosamente por el Padre Celestial.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el legado de Tu Hijo. Por los méritos y dolores de Su Pasión, concédeles Tu bendición y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudique su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa fe, sino que, con todo el ejército de Ángeles y Santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

CUARTO DÍA

Hoy tráeme a los que no creen en mí y a los que todavía no me conocen. Pensaba en ellos durante las angustias de Mi Pasión, y su futuro fervor servía de consuelo a Mi corazón. Sumérgelos en el océano de Mi misericordia.

Oración
Piadosísimo Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia; y no los dejes salir de la morada de Tu corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo y las de aquellos que todavía no te conocen pero anidan en el Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio.

Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

QUINTO DÍA

Hoy tráeme las almas de nuestros hermanos separados y sumérgelas en el océano de Mi misericordia. Durante las angustias de Mi Pasión desgarraron Mi Cuerpo y Mi Corazón, es decir, mi Iglesia. A medida que se reincorporan a ella, Mis heridas cicatrizan y de esta forma sirven de bálsamo a Mi Pasión.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la luz a aquellos que Te buscan. Recibe en el seno de tu corazón desbordante de piedad las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalos, con la ayuda de Tu luz, a la unidad de la Iglesia y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Corazón, todo amor; haz que también ellos lleguen a glorificar la generosidad de Tu misericordia.

Padre Eterno, vuelve tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus bendiciones y abusado de Tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error. También a ellos da cobijo el Corazón misericordiosísimo de Jesús; no mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasión que sufrió y que aceptó por su bien. Haz que glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

SEXTO DÍA

Hoy tráeme las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en Mi misericordia. Son éstas las más parecidas a Mi corazón. Me proporcionaron fortaleza durante Mi amarga agonía, puesto que las veía como Ángeles terrestres, velando junto a Mis altares.

Derramo sobre ellas gracias torrenciales, porque sólo el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia. Distingo a las almas humildes con Mi confianza.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, que dijiste: Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón. Acoge en el seno de Tu corazón desbordante de piedad a todas las almas mansas y humildes y las de los niños pequeños.

Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo perenne en Tu Piadosísimo Corazón, Oh Jesús, y entonan, incesantemente himnos de amor y gloria.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacia estas almas mansas, hacia estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y el gozo que Te proporcionan: Bendice a todo el género humano, para que todas las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos de los siglos. Amén.

SÉPTIMO DÍA

Hoy tráeme las almas que veneran y glorifican especialmente Mi misericordia y sumérgelas en Mi misericordia. Ellas sintieron los sufrimientos de Mi Pasión y penetraron en Mi espíritu más profundamente que ninguna otra. Son vivo reflejo de Mi piadoso corazón, y resplandecerán con esplendor especial en la vida futura. Ninguna de ellas sufrirá el tormento del fuego eterno, porque las defenderé con particular empeño a la hora de la muerte.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, cuyo Tu corazón es el amor mismo, recibe en el seno de Tu corazón piadosísimo las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de Tu misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio de las dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y unidas a Ti, Oh Jesús, portan sobre sus hombros a todo el género humano; por ello no serán juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acogerá cuando llegue el momento de partir de esta vida.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada sobre las almas que alaban y honran Tu Atributo Supremo, Tu misericordia infinita, guarecidas en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Estas almas viven el Evangelio con sus manos rebosantes de obras de misericordia y su corazón, desbordante de alegría, entona cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando tu misericordia. Te lo suplico Señor: Muéstrales Tu misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza en Ti depositada. Que se cumpla en ellos la promesa hecha por Jesús, al expresarles que durante su vida, pero sobre todo a la hora de la muerte, aquellas almas que veneraron Su infinita misericordia, serían asistidas por El, pues ellas son su gloria. Amén.

OCTAVO DIA

Hoy tráeme las almas que están detenidas en el purgatorio y sumérgelas en las profundidades de Mi misericordia. Que Mi Sangre, cayendo a chorros, apacigüe las llamas en que se abrasan. Todas estas almas me son muy queridas. Ellas pagan el castigo que se debe a Mi justicia. En tu poder está socorrerlas. Saca todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas por ellas. Oh, si supieras qué tormentos padecen, ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia.

Oración
Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste ¡misericordia! introduzco ahora en el seno de tu corazón desbordante de misericordia, las almas del purgatorio, almas que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua que brotó de Tu corazón apague las llamas purificadoras para que, también allí, el poder de Tu misericordia sea glorificado.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el purgatorio y que Jesús acoge en Su corazón, desbordante de piedad. Te suplico, por la dolorosa Pasión que sufrió Tu Hijo, y por toda la amargura que anegó Su sagradísima alma: Muéstrate misericordioso con las almas que se hallan bajo Tu justiciera mirada. No los mires de otro modo, sino sólo a través de las heridas de Jesús, Tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que Tu bondad y compasión son infinitas. Amén.

NOVENO DIA

Hoy tráeme las almas tibias y sumérgelas en las profundidades de Mi misericordia. Ellas fueron las que más laceraron, Mi corazón. Por su indiferencia Mi alma padeció un terrible hastío en el Huerto de los Olivos.

Ellas me hicieron gritar: "Padre, si quieres, aparta de Mi este cáliz". La última esperanza de salvación para ellas estriba en apelar a Mi misericordia.

Oración
Piadosísimo Jesús, que eres la piedad misma, traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda en ellas de nuevo la llama de Tu amor, y no vuelva el peso muerto de su indiferencia a abrumarte con su carga. Oh Jesús, todo compasión, ejerce la omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de Su corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que Tu hijo padeció, y por Sus tres largas horas de agonía en la Cruz: que ellas también glorifiquen el mar sin fondo de Tu misericordia. Amén.

viernes, 22 de abril de 2011

Contemplar las siete palabras

PRIMERA PALABRA.
Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Cuando tuvo que defender a otros, se enfrentó decididamente a toda injusticia.

Ahora que la víctima es Él mismo, no quiso cambiar su fe en el género humano, porque para Jesús el hombre no está poseído de la maldad.

Por eso dice al Padre:
“perdónalos porque no saben lo que hacen”.


SEGUNDA PALABRA.
Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso

Ni la cruz, ni la muerte, te quitaron ese modo tuyo de darte sin medida.

Enséñanos, Señor, tu misma generosidad, tu modo de tratar a los demás.


TERCERA PALABRA.
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre

Señor, has llegado al extremo de darnos a María como madre.

Sólo te has reservado para ti la cálida memoria de su ternura, de su compañía, de su presencia.


CUARTA PALABRA.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Háblame fuertemente en este día.
Habla profundamente al corazón que no pierda la vida, que no apague tu voz, que no se enfríe la llama del amor…


QUINTA PALABRA.
Tengo Sed

En este día.
Cristo del calvario vine a rogarte por mi piel enferma, pero al verte mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza…


SEXTA PALABRA.
Todo está cumplido


SÉPTIMA PALABRA.
Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

jueves, 21 de abril de 2011

Rompe tus cadenas

Para romper mis “cadenas”, ME FALTA:

@   Creer que Dios me ama.
@   Fe adulta y responsable.
@   Amar sin esperar recompensa.
@   Ser humano para comprender y perdonar.
@   Dar más que acaparar, compartir.
@   Nostalgia de lo divino, ¿pienso en el Cielo?
@   Gestos de bondad y corazón compasivo.
@   Aceptarme como soy. No te consideres un frustrado.
@   Trabajarme para ser lo que Cristo de mi espera.
@   Reposo y tiempo para hablar con Dios: oración, adoración y silencio.
@   Alegría para vivir sirviendo a los demás.
@   Espíritu de bendición, decir bien de todos.
@   Despertar el hambre de justicia y amor para un mundo deshumanizado.
@   Valentía para limpiar tanta mentira, hipocresía y corrupción.
@   Escuchar con paciencia al que sufre.
@   Pensar con sinceridad: ¿qué me pide Dios?, ¿qué espera de mi?
@   Hacer feliz a todo el que esté a mi lado.
@   No olvidar que Dios padre, recompensa todo gesto de amor por insignificante que sea: una sonrisa acogedora, una escucha sin prisas, un signo de apoyo y amistad, una visita, una llamada telefónica,…

Para romper mis “cadenas”, ME SOBRA:

@   Orgullo, egoísmo. El “dios” de mi YO.
@   Mal genio. Mal carácter. “petulancia”.
@   Prepotencia, agresividad, violencia.
@   Espíritu comodón, criticón y envidioso.
@   El juicio malévolo, falso y atrevido.
@   “Sibaritismo” y refinamiento superfluo, en comer y vestir, olvidando el hambre y dolor de tantos seres humanos.
@   Pereza en el cumplimiento del deber.
@   “Atrofia” de corazón para descubrir a Dios que tanto me ama.
@   El pecado, no sólo el grave, sino el venial que enfría, “embota” el alma y destruye la ilusión de seguir a Jesús.
@   El “consumismo” tantas veces innecesario y caprichoso.
@   “Respeto humano” (miedo) para decir que soy de Cristo e hijo de la Iglesia.
@   Inconsciencia (cerrar los ojos) ante el paro, los sin techo, el cáncer, el sida,… ¿me divierto en exceso, con grave irresponsabilidad inhumana y anticristiana?
@   Superficialidad, ¿cuántos viven sin pensar en el sufrimiento de muchas personas?
@   Gran desvarío, al no recordar que tengo un alma que salvar y una eternidad que gozar.

Cristo pide: “convertíos y creed el evangelio”,(Mc 1,15), convertirse es:

@   Limpiar la mente de egoísmos.
@   Limpiar el corazón de angustias y complejos.
@   Liberarnos de cosas innecesarias.
@   Vivir para los que nos necesitan, sin discriminar a nadie.
@   Dejarse perdonar y amar por Dios.
@   Ser dueño de ti mismo, no esclavo de pasiones.

Ayudas para lograr mi conversión:

@   Oración en silencio, mejor ante el Sagrario.
@   Lectura de la Palabra de Dios (15 minutos al día).
@   Cumplir el deber, sin quejarme de nada.
@   Privación de algún capricho y darlo en limosna.
@   Ayunar.
@   Asistir a la Santa Misa algún día entre semana.
@   Recibir el Sacramento de la Confesión.
@   Obsequiar a la Virgen con el Santo Rosario.
@   Preocuparte por los otros, dándoles lo mejor.
@   Procurar hacer la vida agradable a todos.
@   Visitar a un enfermo o anciano en soledad.
@   Al hacer algo, pensar cómo lo haría Jesús o la Santísima Virgen.
@   Controlarte con Internet y la Televisión.

domingo, 17 de abril de 2011

La lección de la mariposa

Un día, en una  pequeña abertura apareció una oruga; un hombre se sentó a observar a la mariposa durante varias  horas, viendo cómo se esforzaba  para hacer que su cuerpo saliera a través de aquel pequeño agujero.

Llegó un momento en que  pareció que la oruga, a pesar de su esfuerzo, no avanzaba nada.

Parecía que había llegado a un punto en que ya no podía avanzar más...

Entonces el hombre decidió ayudar a la oruga y agrandó el agujero. La mariposa salió sin dificultad.

Pero su cuerpo estaba débil, las alas no estaban desarrolladas y las patitas no la sostenían.

El hombre continuó observándola esperando que en cualquier momento se lanzara a caminar y emprendería el vuelo a través de las flores.

Pero nada sucedió. La verdad es que la mariposa pasó toda la vida arrastrándose por el suelo. Fue incapaz de elevar el vuelo.

Lo que el hombre que con toda su buena voluntad quiso ayudar a la mariposa, no entendía es que, al hacer un gran esfuerzo para atravesar el pequeño agujero, los jugos vitales se iban distribuyendo y extendiendo por las partes del cuerpo que requerían fortaleza para volar. Al pasar el agujero sin ese esfuerzo, las alas no recibieron la sustancia necesaria.

Algunas veces necesitamos el esfuerzo y la dificultad en nuestra vida...

Si Dios nos permitiera pasar por nuestras vidas sin obstáculos, quedaríamos débiles. No llegaríamos a ser tan fuertes como deberíamos. Nunca podríamos llegar a volar.  

Yo pedí fuerza...
Y Dios me dio las dificultades para hacerme fuerte.

Yo pedí sabiduría
Y Dios me dio problemas por resolver

Yo pedí prosperidad
Y Dios me dio inteligencia y músculos para trabajar

Yo pedí coraje...
Y Dios me dio obstáculos para superar

Yo pedí amor...
Y Dios me dio personas con problemas a quienes ayudar

Yo pedí favores...
Y Dios me dio oportunidades

Yo no recibí nada de lo que pedí...
Pero he recibido todo lo que necesitaba

viernes, 15 de abril de 2011

Plegaria a Dios

Dios mío,…

Ayúdame a decir la palabra de verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles.

Si me das dinero, no tomes mi felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.

Si me das éxito no me quites la humildad, si me das humildad, no quites mi dignidad.

Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándoles de traidores porque no comparten mi criterio.

Enséñame a amar a los demás como me amo a mí mismo, y a juzgarme como lo hago con los demás.

No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre, ni desesperarme si fracaso.

Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.

Enséñame…, que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza, y que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad.

Si me despojas del dinero, déjame la esperanza, y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.

Si me despojas del don de la salud déjame la gracia de la fe.

Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.

Dios mío..., si te olvido, ¡no me olvides!

Amen

domingo, 10 de abril de 2011

Examen de conciencia








1.  ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?

2.  ¿He practicado la superstición o el espiritismo?

3.  ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?

4.  ¿He blasfemado?,¿he jurado sin necesidad o sin verdad?

5.  ¿Creo todo lo que enseña la Iglesia Católica?

6.  ¿Hago con desgana las cosas que se refieren a Dios?, ¿me he puesto voluntariamente en ocasión de pecar?

7.  ¿He faltado a misa los domingos o días festivos?, ¿he cumplido los días de ayuno y abstinencia?

8.  ¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado mortal?

9.  ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?

10. ¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de familia?

11. ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?, ¿les corrijo con cólera o injustamente?

12. ¿Me he preocupado de la formación religiosa y moral de las personas que viven en mi casa o que dependen de mi?

13. ¿He fortalecido la autoridad de mi cónyuge, evitando reprenderle, contradecirle o discutirle delante de los hijos?

14.  ¿Me quejo delante de la familia de la carga que suponen las obligaciones domésticas?

15.  ¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?

16.  ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?

17.  ¿He practicado, aconsejado o facilitado el aborto?

18.  ¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado droga?

19. ¿He descuidado mi salud?, ¿he sido imprudente en la conducción?

20. ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de vestir, mi asistencia a algún espectáculo o con el préstamo de algún libro o revista?, ¿he tratado de reparar el escándalo?

21. ¿He sido perezoso en el cumplimiento de mis deberes?, ¿retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar o estudiar?

22. ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?

23. ¿He realizado actos impuros?, ¿sólo o con otras personas?

24. ¿He usado indebidamente el matrimonio?, ¿acepto y vivo conforme a la doctrina de la Iglesia en esta materia?

25. ¿He tomado dinero o cosas que no son mías?, ¿las he restituido?

26. ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?

27. ¿He malgastado el dinero?, ¿doy limosna según mi posición?

28. ¿He dicho mentiras?, ¿he reparado el daño que haya podido seguirse?

29. ¿He descubierto sin causa justa, defectos graves de otras personas?

30.  ¿He hablado o pensado mal de otros?, ¿he calumniado?

31.  ¿Soy ejemplar en mi trabajo?, ¿utilizo cosas de la empresa en provecho propio, faltando a la justicia?

32. ¿Estoy dispuesto a sufrir una merma en mi reputación profesional antes de cometer o cooperar formalmente en una injusticia?

33.  ¿Me preocupo de influir, para hacer más cristiano el ambiente a mi alrededor?, ¿se defender a Cristo y a la doctrina de la Iglesia?

34.  ¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi formación cristiana y mis relaciones con Dios?