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domingo, 2 de octubre de 2022

Reflexión sobre el Rosario

 

Además de oración por la paz, el Rosario es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia.

 

Conviene no descuidar esta preciosa herencia; la familia que reza unida permanece unida.

 

Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor, renovado por el Espíritu de Dios

 

(San Juan Pablo II)

 

sábado, 9 de noviembre de 2019

Rezar el Santo Rosario


Rezar el Santo Rosario
no sólo es hacer memoria
del gozo, el dolor, la gloria,
de Nazaret al Calvario.
Es el fiel itinerario
de una realidad vivida,
y quedará entretejida,
siguiendo al Cristo gozoso,
crucificado y glorioso,
en el Rosario, la vida.

sábado, 22 de junio de 2019

Espinas



¡No empieces el día de hoy con las espinas de ayer! El día de ayer y todos los días y años anteriores han pasado ya, están enterrados en el tiempo. Y no puedes cambiar ya nada en ellos.

¿Te han quedado espinas? ¡No las traigas arrastrando! Porque seguirán pinchándote cada día hasta no dejarte vivir.

Hay espinas que puedes sacudirte echándoselas en las manos a Dios. Hay heridas de espinas que puedes curar si sabes perdonar de veras.

Pero hay heridas que no podrás ya curar con todo el amor de este mundo.

¡Olvídate de que existen! ¡Quita el cristal de aumento de encima de tus calamidades!

Phil Bosmans

sábado, 14 de noviembre de 2015

No llores si me amas






¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Creedme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando llegue el día, que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este Cielo en el que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme,.. Sentirás que te sigo amando, que te amé y encontrará mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz ya no esperando la muerte sino avanzando contigo, que te llevare de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

(San Agustín)

domingo, 6 de abril de 2014

El valor de la oración

(En una carta dirigida a su hermana Celina, que todavía no había ingresado en el Carmelo, Santa Teresita le habla del valor de la oración para la salvación de las almas).

Jesús                                                         

15 de agosto de 1892

Celina querida:

(...) Una vez, Jesús decía a sus discípulos, mostrándoles los campos de mieses maduras: «Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya blancos para la siega». Y un poco más tarde: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores».

¡Qué gran misterio...! ¿No es Jesús todopoderoso? ¿No son las criaturas de quien las ha hecho? Entonces, ¿por qué dice Jesús: «Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores»? ¿Por qué...? ¡Ah!, es que Jesús siente por nosotras un amor tan incomprensible, que quiere que tengamos parte con él en la salvación de las almas. El no quiere hacer nada sin nosotras. El creador del universo espera la oración de una pobre alma para salvar a las demás almas, rescatadas como ella al precio de toda su sangre.

Nuestra vocación no consiste en ir a segar en los campos de mieses maduras. Jesús no nos dice: «Bajad los ojos, mirad los campos e id a segar». Nuestra misión es más sublime todavía. He aquí las palabras de nuestro Jesús: «Levantad los ojos y mirad». Mirad cómo en mi cielo hay sitios vacíos, a vosotras os toca llenarlos, vosotras sois mis Moisés orando en la montaña, pedidme trabajadores y yo los enviaré, ¡no espero más que una oración, un suspiro de vuestro corazón...!

El apostolado de la oración ¿no es, por así decirlo, más elevado que el de la palabra? Nuestra misión, como carmelitas, es la de formar trabajadores evangélicos que salven millares de almas, cuyas madres seremos nosotras...

Tu Teresa del Niño Jesús
rel. carm. ind
(religiosa carmelita indigna)

viernes, 26 de octubre de 2012

El crucifijo es el gran libro

El crucifijo es el gran libro sobre el cual se han formado los Santos y sobre el cual nosotros también debemos formarnos.

Todas las enseñanzas contenidas en el santo evangelio están comprendidas en el crucifijo.

Él nos habla con una elocuencia que no tiene igual: la elocuencia de su sangre.

Nos inculca la humildad, la pureza, la mansedumbre, el desapego de todas las cosas terrenales, la conformidad a la voluntad divina, pero, sobre todo, la caridad para con Dios y para con los hermanos.

Mediante la crucifixión, Jesús reconcilió la humanidad con Dios y unió entre sí con un solo vínculo de amor a todos los hijos dispersos del primer padre.

De esta manera, San Alfonso pudo escribir a los pies del crucifijo estas palabras: “¡Así se ama!”…

Por eso, al misionero que parte a lugares lejanos para anunciar la buena nueva, no se le entrega otra arma que el crucifijo, porque éste posee la fuerza de Dios y por medio de él triunfará sobre todo y sobre todos, después de haber triunfado sobre sí mismo.

Guido María Conforti (Marzo 1925)

miércoles, 31 de agosto de 2011

No digas padre nuestro

No digas Padre, si cada día no te portas como un hijo…

No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo…

No digas que estás en los cielos, si tú sólo piensas en cosas terrenas.

No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras…

No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material…

No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa.

No digas danos hoy nuestro pan, si no te preocupas por la gente con hambre…

No digas perdona nuestras ofensas, si le guardas rencor a tu hermano…

No digas no nos dejes caer en la tentación, si por tu parte, no pones ningún cuidado…

No digas líbranos del mal, si tú no tomas partido contra el mal…

No digas amén, si no has tomado en serio las palabras de esta oración…

AMÉN

viernes, 8 de julio de 2011

Consejos

Nunca prives a nadie de la esperanza; puede ser lo único que una  persona posea.

Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.

Si te caes siete veces, levántate ocho.

La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.

¿Qué sentido tiene correr cuando estamos en la carretera equivocada?

Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.

Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.

Añorar el pasado es correr tras el viento.

Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por donde no se debía pasar.

Si eres paciente en un momento de ira, escaparas a cien días de tristeza.

De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.

Huye de los elogios pero trata de merecerlos.

Ganamos justicia más rápidamente, si hacemos justicia a la parte contraria.

En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias.

No tomes decisiones cuando estés enojado.

No aplaces las cosas. Haz lo que sea preciso en el momento preciso.

Mira a los ojos a las personas.

Trata a los demás como quisieras ser tratado.

No cuentes todo lo que oigas, no digas todo lo que piensas.

Desecha el odio y el rencor, te hacen más daño a ti mismo que a los demás.

Hay cosas que no regresan: la palabra dicha, el tiempo transcurrido y las   oportunidades.

Piensa en positivo, los pensamientos negativos envenenan el alma.