sábado, 30 de marzo de 2013

Oración a Jesús resucitado

La noche de la cruz se ha iluminado para siempre,
Jesús, hermano, amigo, Señor.

Nuestra débil historia
de mujeres y hombres
a menudo desconcertados,
se ha llenado de luz.

Nos has amado, Jesús,
Hasta morir en una muerte indigna;
Pero ese amor tuyo, pleno, total, definitivo,
Ha abierto las puertas de la vida para siempre.

En todas partes, Jesús,
En las personas, en los acontecimientos,
Podemos descubrir la fuerza luminosa
De tu vida.

Y por eso ahora, al celebrar tu resurrección,
Afirmamos con todo vigor nuestra fe en ti:
Tú eres el Hijo de Dios,
Tú eres el enviado del Padre para salvarnos,
Tú nos llenas de tu mismo Espíritu,
A nosotros, a toda la Iglesia,
Y a todos los hombres y mujeres del mundo entero.

Es Pascua, Jesús, hermano, amigo, Señor.

Es Pascua, y tu vida es vida para toda la humanidad.

domingo, 24 de marzo de 2013

Via crucis de la Divina Misericordia

I Estación. Jesús es condenado

“Me da vergüenza Señor ponerme delante de Tu santo semblante, porque me parezco tan poco a Ti.

En la flagelación sufriste tanto por mí que sólo ese dolor te hubiera matado si no fuera por la voluntad y la sentencia del Padre celestial que murieras en la cruz.

Y para mí es difícil aguantar las infracciones pequeñas e imperfecciones de las personas de casa y de los prójimos.

Tú, por misericordia, derramaste tanta sangre por mí.

Y para mí cada ofrecimiento, cada abnegación para el prójimo es dura.

Tu con paciencia inefable y callando enduraste el dolor de flagelación y yo me quejo y gimo cuando me toque aguantar por Ti algún dolor o desprecio por parte del prójimo” (Tomo II, p. 103).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

II Estación. Jesús carga con la cruz

“Con profunda compasión voy a seguir a Jesús.

Voy a soportar con paciencia ese disgusto, qué pequeño para dar homenaje a Su camino al Gólgota.

¡Si va a la muerte por mí!
 ¡Por mis pecados sufre!

¿Cómo puedo estar indiferente respecto a eso?

No quieres Señor que lleve contigo tu pesada cruz sino que aguante diariamente, pacientemente mis pequeñas cruces.

Pero hasta ahora no lo he hecho.

Me da vergüenza y pena esa pusilanimidad e ingratitud mía.

Decido recibir con confianza y aguantar con amor todo lo que pongas sobre mí por Tu misericordia” (Tomo II, p. 119).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

III Estación. Jesús cae por primera vez

“Llevaste Señor una terrible carga los pecados de todo el mundo de todos los tiempos.

Por eso cesan Tus fuerzas.

No puedes seguir con este peso debajo del cual Te caes.

Cordero de Dios que, por Tu misericordia, quitas el pecado del mundo, por el peso de Tu cruz, desembarázame de la pesada carga de mis pecados y enciende el fuego de Tu amor, para que su llama nunca muera” (Tomo II, p. 123).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

IV Estación. Jesús encuentra a su Madre

“Madre Santísima, madre Virgen, haz que me contagie del dolor de Tu alma.

 Te quiero Madre dolorosa que sigues el mismo camino por el que caminó tu amadísimo Hijo, el camino de vergüenza y   humillación, de menosprecio y maldición, grábame en Tu corazón inmaculado y, como la Madre de Misericordia, concédeme la gracia, para que, siguiendo a Jesús y a Ti, no me deprima en este espinoso camino de Calvario que también para mí trazó la Divina Misericordia” (Tomo II, p. 126).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

V Estación. Jesús es ayudado por el Cirineo

“Como a Simón, también para mí la cruz es una cosa penosa.

De la naturaleza la rehuyó, pero las circunstancias me obligan a acostumbrarme a ella.

Desde ahora voy a tratar de llevar mi cruz con la disposición de Cristo.

Voy a llevar la cruz por mis pecados, por los otros, para las almas que sufren en el purgatorio, imitando al misericordiosísimo Salvador.

Entonces voy a hacer el camino real de Cristo, y voy a seguir por él, aun cuando me rodee una multitud de gente enemiga, burlándose de mí” (Tomo II, p. 129).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

VI Estación. Verónica limpia el rostro de Jesús

“Jesús ya no sufre, no puedo darle un velo para enjugar el sudor y la sangre.

Mas el sufriente Salvador sigue viviendo en Su cuerpo místico, en sus hermanos, cargados con la cruz, pues en los enfermos, agonizantes, pobres, necesitados a los que les falta un paño para enjugarles el sudor.

Si Él dijo: “En verdad os digo, que todo lo que hicisteis por uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, por mí mismo lo  hicisteis.”, pues voy a ponerme al lado de un enfermo, un  agonizante con verdadero amor y paciencia para enjugarle el  sudor, para fortalecerle y consolarle” (Tomo II, p. 132).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

VII Estación. Jesús cae por segunda vez

“Señor ¿cómo puedes tolerarme a mí pecador todavía, que te ofendo innumerables veces con mis pecados cotidianos?

Me lo puedo explicar solamente con la grandeza de tu misericordia que todavía sigues esperando a que me mejore.

Ilumíname Señor con la luz de Tu gracia para que conozca todos mis errores y malas inclinaciones que causaron que volvieras a caer bajo la cruz.

Para que desde ahora las extirpe sistemáticamente.

Sin Tu gracia no puedo librarme de ellos” (Tomo II, p. 136).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

VIII Estación. Jesús encuentra a algunas mujeres

“Hay también para mí un tiempo de misericordia, pero limitado.

Después de ese tiempo se hará la justicia, de lo cual habla amenazante Jesús.

Estoy cargado con muchas culpas, estoy marchitando y  consumiéndome del temor, pero voy a seguir los pasos de Jesús, voy a tomarme la contrición al corazón y voy a hacer justicia con  la sincera penitencia.

A esta penitencia me estimula la infinita misericordia de Jesús  que había cambiado su corona de gloria a la corona de espinas,  salió a buscarme y, al haberme encontrado, me abrazó a su corazón” (Tomo II, p. 139).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

IX Estación. Jesús cae por tercera vez

“Por mí sufre Jesús y por mí cae bajo la cruz.

¿Dónde estaría hoy yo sin el sufrimiento del Salvador?

Por lo tanto, todo lo que hoy tenemos y quien somos en el sentido sobrenatural, todo lo debemos solamente a la Pasión de Jesucristo.

Hasta el cargar con nuestra cruz no significa nada sin la gracia.

Solamente Su pasión hace nuestra contrición merecedora y la penitencia eficaz.

Sólo la misericordia, revelada en su triple caída es la garantía de mi salvación” (Tomo II, p. 142).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

X Estación. Jesús es despojado de su ropa

“En este terrible misterio estuvo presente la Santísima Madre que lo vio todo, lo escuchó todo y lo miró todo con atención.

Uno puede imaginarse el dolor interior por el que pasó viendo a  Su Hijo profundamente avergonzado en la sangrienta desnudez, probando una amarga bebida a la que yo también había vertido la  amargura con el pecado del abuso de la comida y la bebida.

Desde este momento decido, con ayuda de la gracia Divina,  practicar una sabia mortificación en este asunto, para que  la  desnudez de mi alma no ofenda los ojos de Jesús ni a Su  santísima Madre” (Tomo II, p. 145).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

XI Estación. Jesús es clavado en la Cruz

"Pongámonos en los pensamientos en Gólgota, bajo la cruz de  Jesús y meditemos en esa terrible escena.

Entre el cielo y la tierra está colgado el Salvador, en las afueras, rechazado por su gente, está colgado como un delincuente, entre  otros delincuentes, como una imagen de la ínfima miseria,  desamparo y dolor.

Sin embargo Él se parece a un comandante, que conquista las naciones, no con espada y armas sino con la cruz, no para matarlas sino para salvarlas.

Porque la cruz del Salvador se hará desde entonces una herramienta de la gloria de Dios, de la justicia y de la infinita misericordia“ (Tomo II, p. 150).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

XII Estación. Jesús entrega su Espíritu al Padre

"Nadie presenció ese acto de sacrificio con tan maravillosos y adecuados sentimientos y pensamientos como la Madre de la Misericordia.  

Tal como durante la Concepción y la Natividad sustituía a toda la  humanidad, adorando y amando ardientemente al Dios del  universo, también ante su muerte adoraba el cuerpo inerte, lloraba  la pérdida del Hijo, pero a la vez no se olvidaba de sus hijos  adoptivos.

Los representantes de ellos son San Juan Apóstol y el recién  convertido criminal por el cual había intercedido.

Toma también mi defensa, o Madre de Misericordia, acuérdate de  mí, cuando en mi agonía, encomiende mi alma al Padre" (Tomo  II, p. 195).

SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

XIII Estación. Jesús es bajado de la cruz

"Misericordiosísimo Salvador, ¿qué corazón resistirá la cautivadora, rompedora elocuencia con la que nos hablas con las innumerables heridas de Tu cuerpo muerto reposante en el seno  de Tu dolorosa Madre?

Cada acción Tuya hubiera bastado como propiciación de la  justicia y la reparación de las ofensas.

En cambio elegiste esa manera de redención para resaltar el gran  valor de muestra alma y Tu inagotable misericordia.

Para que incluso el mayor pecador pueda venir a Ti con confianza  y contrición, y recibir perdón como lo recibió el criminal agonizante hace mucho tiempo” (Tomo II, p. 208).

SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

XIV Estación. Jesús es puesto en el sepulcro

"Madre de Misericordia, me adoptaste para que me hiciera  hermano de Jesús, por el cual lloras tras ponerle en la tumba. 

No le des caso a mi debilidad, inestabilidad y dejadez por las que  lloro incesantemente y a las que renuncio constantemente, pero acuérdate de la voluntad de Jesús que me había puesto bajo Tu protección.

Cumple pues Tu misión en cuanto a mí, por desmerecedor que  sea, dadme tantas gracias del Salvador que mi debilidad necesita.

Sé para mí siempre la Madre de misericordia” (Tomo II, p. 224).

SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

fuente: http://siembraconmigo.blogspot.com

viernes, 22 de marzo de 2013

Oración de Juan Pablo II, consagración santuario divina misericordia

Consagración el 17 de agosto de 2002

Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor
en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo Consolador,
te confiamos hoy el destino
del mundo y de todo hombre.

Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad;
derrota todo mal; haz que todos
los habitantes de la tierra experimenten
Tu misericordia, para que en Ti,
Dios uno y trino, encuentren
siempre la fuente de la esperanza.

Padre eterno, por la dolorosa pasión
y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.

Amén.


lunes, 18 de marzo de 2013

Día del seminario 2013

Oh, Padre, haz que surjan entre los cristianos numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, que mantengan viva la fe y custodien la seductora memoria de tu Hijo Jesús mediante la predicación de su Palabra y la adminis­tración de los sacramentos, con los que tú renuevas conti­nuamente a tus fieles.

Danos santos ministros de tu altar, que sean solícitos y fervorosos custodios de la Eucaristía, sacramento del don supremo de Cristo para la redención del mundo.
Llama a ministros de tu misericordia que, mediante el sacramento de la Reconciliación, esparzan la alegría de tu perdón.

Haz, oh, Padre, que la Iglesia acoja con gozo las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu Hijo y que, dócil a sus enseñanzas, fomente vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada.

Fortalece a los obispos, los sacerdotes, los diáconos, los consagrados y todos los bautizados en Cristo para que cumplan fielmente su misión al servicio del Evangelio.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.

¡María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros!



Benedicto XVI

viernes, 15 de marzo de 2013

Un viaje por la cuaresma

Dame fuerza, Señor, para adentrarme en mi interior
y encontrar lo que tú has sembrado en mí
para ofrecerlo a los demás.

Que tu Luz, Señor,
me haga ver la luz,
ilumine mi vida
y me ayude a comprender
lo que me da felicidad y sentido.

Gracias, Señor,
por todos los que me han transmitido la fe
y me ayudan a hacerla más intensa, más profunda,
más personalizada, más madura.

Que te conozca, Señor,
y me conozca a mí, como tú me conoces,
para que irradie tu amor
a toda persona que se relacione conmigo.

Ayúdame, Señor, a caminar por tus caminos.
Que nada ni nadie
me aparte de tu amor de Padre

Venga, Señor, tu Reino a mi vida,
a nuestro mundo,
a nuestra casa,
a nuestras relaciones humanas.

Haz que luche por construir
un ambiente más habitable
con mi presencia sencilla y cercana.

Señor, enséñame a orar con limpio corazón,
con sentido profundo,
con perseverancia y asiduidad,
para que sepa discernir tu voluntad.

Señor, empújame a ser más, a vivir más intensamente,
a desarrollar todas mis capacidades, a luchar por mejorar.
Que no me deje vencer por la comodidad.

Te miro, Señor, y tú me miras.
Haz que encuentre en ti la fuerza que me guía.

Señor, enséñame a vivir tus enseñanzas
desde el interior y sin barreras.
Que ellas fecunden en mí
los buenos propósitos que guían mi vida.

Ayúdame, Señor, a descubrir quién me necesita,
a quién puedo echar una mano,
y dame fuerza para acompañarle, escucharle
y estar a su lado.

Creo, Señor, pero aumenta mi fe.
Dame la alegría de saberte cercano,
y la confianza de sentir
que tú siempre estás a mi lado.

Quiero, Señor, marchar por tus caminos,
rechazar los ídolos que no me dejan
acercarme a ti,
 y arraigarme en tu amor.

Ayúdame, Señor,
a desarrollar 
lo mucho y bueno
que has sembrado en mí.

Ayúdame, Señor, a discernir mis caminos,
a descubrir lo que ayuda a crecer y madurar,
lo que conduce al encuentro contigo
y con los hermanos

Ayúdame, Señor, a ser servidor de todos,
con sencillez, con humildad, con sinceridad, con amor.

viernes, 8 de marzo de 2013

Dieron muerte al heredero

Dieron muerte al Heredero,
su oblación es haz de luz,
reina Dios desde el madero,
fulge el signo de la cruz.

En los cielos contemplamos
nuestra prenda tan locuaz
como símbolo divino
de salud, de amor, de paz.

¡Resplandece, brilla, avanza,
oh estandarte del gran Rey!
¡Oh cruz, única esperanza
y resumen de su ley!

Que presidas nuestra suerte
-cada cual con nuestra cruz-
y en la hora de la muerte
nos conduzcas a Jesús.

Gloria al Padre con el Hijo y el Espíritu de amor;
las tres personas reciban por la cruz igual honor.
Amén





Fuente: liturgia de las horas

sábado, 2 de marzo de 2013

Oración ante el crucifijo de San Damián

Oh alto
y glorioso Dios,
Ilumina las tinieblas
de mi corazón.

Dame fe recta,
Esperanza cierta,
Caridad perfecta,
Sentido y conocimiento
Para que cumpla
Tu santo y veraz
mandamiento





San Francisco de Asís