domingo, 2 de enero de 2011

Letanias de la humildad

Jesús manso y humilde de corazón. Óyeme.

Del deseo de ser estimado. Líbrame. Jesús.

Del deseo de ser lisonjeado.

Del deseo de ser alabado.

Del deseo de ser honrado.

Del deseo de ser aplaudido.

Del deseo de ser preferido a otros.

Del deseo de ser consultado.

Del deseo de tener aceptación.

Del temor de ser humillado.

Del temor de ser despreciado.

Del temor de ser reprendido.

Del temor de ser calumniado.

Del temor de ridículo.

Del temor de ser injuriado.

Del temor de ser juzgado con malicia.


Que otros sean más amados que yo. Jesús, concédeme la gracia de desearlo.


Que otros sean más estimados que yo.


Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse.

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso.

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil.

Que otros sean preferidos a mí en todo.

Que los demás sean más santos que yo, con tal que yo sea todo lo santo que pueda.


Oh Jesús, que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte y muerte de cruz para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio.

Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

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