sábado, 13 de noviembre de 2010

Sagrado Corazón de Jesús

PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS A SUS DEVOTOS.

Les daré todas las gracias necesarias en su estado.
Daré paz a sus familias.
Les consolaré en todas sus penas.
Seré su refugio seguro durante la vida, y sobre todo a la hora de la muerte.
Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
Los pecadores hallarán en mi Corazón el océano infinito de la misericordia.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a la más alta perfección.
Bendeciré las casas y sitios en que la imagen de mi corazón sea venerada.
Daré a los sacerdotes el talento de conmover los corazones más endurecidos.
Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y no será borrado jamás.

LA GRAN PROMESA. “yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a cuantos comulguen los nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los sacramentos (al menos los que les sean necesarios para recuperar la gracia perdida), sirviéndoles mi Corazón de asilo seguro en aquella hora postrera”.
NOVENA DE LA CONFIANZA.

Sagrado Corazón de Jesús,
por medio de mi Madre Santísima,
en Vos pongo toda mi confianza,
y aunque todo lo temo de mi debilidad,
todo lo espero de tu bondad.

A tu corazón confío…. (Exponer la petición)
Míralo, después haz lo que tu Corazón te diga,
deja obrar a tu Corazón.
¡Jesús mío, yo cuento contigo,
yo me fío de ti,
yo me entrego a ti,
yo estoy seguro de tu Corazón!

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío (repetir tres veces)


ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Señor Jesucristo que dijiste: “pedir y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre”. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo en los momentos de necesidad.

(Se ora en silencio, presentando la intención por la que se desea pedir).

¿A quién he de pedir, sino a Ti, cuyo corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y dones?, ¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu corazón, que es misericordioso?, ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del cual vamos a Dios?.

A ti acudimos, Corazón de Jesús, porque en Ti encontramos consuelo, cuando afligidos pedimos protección; cuando cansados por el peso de nuestra cruz, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la soledad o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.

Creo firmemente en Ti, en tu Misericordia que no tiene límites y confío en tu Corazón compasivo.

Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el centurión romano a favor de su criado; de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos, los paralíticos que se acercaban a Ti porque sabían que tus oídos y tu Corazón estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males.

Concédeme mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo, con más espíritu de fe.

Deseo amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús. Amén

Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío (repetir 3 veces)

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