jueves, 23 de diciembre de 2010

Por Qué Señor

¿POR QUÉ, SEÑOR
Aprovechas la orfandad de la noche sin más cortejo, que el amor de una Virgen, al amparo del cayado de un anciano, para nacer pobre siendo inmensamente rico?

¿POR QUÉ, SEÑOR
Pudiendo ser agasajado por cortejos reales, prefieres la bondad y las sencillez de unos pastores y el calor de una mula y un buey?

¿POR QUÉ, SEÑOR
Comunicándote como siempre lo has hecho a través de profetas y reyes con signos, milagros  y portentos, te sirves tan sólo de unos ángeles que van pregonando tu gloria y tu nacimiento de valle en valle?

¿POR QUÉ, SEÑOR
Siendo Dios, como Tú lo eres, te humillas tanto a favor de aquellos que, siendo hombres, a veces nos sentimos “dioses”

Dinos, Señor; ¿Por qué te haces tan pequeño? ¿Por qué quieres llorar y sufrir como el hombre? ¿Acaso no sabes que, por ser hombre, te espera una cruz, levantada por hombres, allá en un sangriento horizonte


¿POR QUÉ, SEÑOR
Rompes las fronteras del cielo y te adentras, sin ruido ni aspavientos, en la débil humanidad que espera tu salvación?

¿POR QUÉ, SEÑOR?
Sólo hay una respuesta, tan grande como Tú mismo y tan corta la palabra que te define: ¡TODO POR AMOR!

Por amor naces y por amor bajas. Por amor lloras y por amor redimes. Por amor te dejas adorar

Y por amor, un día también, en otro trono, de madera también, demostrarás lo mucho que nos amas.

¡POR AMOR, SEÑOR, VIENES AL MUNDO

P. Javier Leoz

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