viernes, 1 de julio de 2011

Al Ángel de la Guarda

En la historia de la salvación vemos como Dios nuestro Señor confió a los Ángeles la protección de los patriarcas, de todos sus siervos y, aún más, de todo el pueblo escogido.

San Pedro, en la cárcel, fue liberado por su Ángel.

Jesús en defensa de los niños, dice que sus ángeles contemplan siempre el rostro del Padre que está en los cielos.

Es una verdad consoladora lo que nos enseña el Magisterio: que cada uno de nosotros tiene un Ángel de la Guarda que nos protege constantemente. Invócale siempre, pues tiene confiada la misión de ayudarte.


INVOCACIÓN

Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname siempre (o en este día, o en esta noche, o en este viaje, etc.).

ORACIÓN

Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles; concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

JACULATORIA

Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo porque me perdería.

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