sábado, 21 de diciembre de 2013
Noche de paz
Noche de paz, noche de amor,
claro sol, brilla ya,
y los ángeles cantando están.
Gloria a Dios, gloria al rey celestial.
Duerme el niño Jesús.
Duerme el niño Jesús.
Noche de paz, noche de Dios,
al portal va el pastor
y entre pajas encuentra al Señor,
es el verbo que carne tomó.
Duerme el niño Jesús.
Duerme el niño Jesús.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Oración a la Virgen de Guadalupe
Oh Virgen
Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que
desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que
solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y
preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.
Madre de
misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al
encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro
ser y todo nuestro amor.
Te
consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías,
nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz,
la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y
somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.
Queremos ser
totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a
Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de
Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que
conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de
humilde servicio a Dios y a las almas.
Contempla
esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en
todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y
religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a
nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el
mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa
María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén
siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza
nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si
caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e El, mediante la confesión de
nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia , que trae
sosiego al alma.
Te
suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos,
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre
Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres
de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera
paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con
el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.
Juan Pablo II
lunes, 9 de diciembre de 2013
La inmaculada concepción
Dios te salve, María, por la luz de la luz transfigurada.
Dios te llena y te guía, y el fruto de tu vientre en tu mirada.
Dios te salvó, María. Te llenó de su fuerza
complaciente, como el fuego del sol llena la aurora, como el agua la fuente.
Maduró con su luz y su ternura, el fruto de tu
amor y de tu vientre.
Santa María, hija del pueblo, Madre paciente,
fiel, generosa, pobre y sencilla...
Míranos peregrinos, vacilantes, cultivando este
viejo paraíso, caminando hacia tu cielo lentamente.
No queremos cansarnos de este mundo, ni buscamos un
refugio celeste.
Pero Tú no te canses de mostrarnos la meta, los
caminos, ahora y siempre
V.M. Arbeola
Obtenido de: http://conventosantaclara.blogspot.com
domingo, 1 de diciembre de 2013
Virgen del Adviento
Virgen del
Adviento,
Esperanza nuestra,
De Jesús la
aurora,
Del cielo
la puerta.
Madre de
los hombres,
De la mar
estrella,
Llévanos a
Cristo,
Danos sus
promesas.
Eres Virgen
Madre,
La de
gracia llena,
Del Señor
la esclava,
Del mundo
la reina.
Alza nuestros
ojos
Hacia tu
belleza,
Guía nuestros
pasos
A la vida
eterna.
Amén.
sábado, 23 de noviembre de 2013
Oración en la clausura del año de la fe
Señor y Padre nuestro, dueño
de la historia y de la eternidad.
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Termina el Año de
¡Cuánto necesitamos recuperar la puerta abierta en la vida¡
Concédenos, Padre nuestro, ser puertas abiertas por donde entren y salgan nuestros hermanos los hombres.
Las puertas cerradas nos dañan, nos anquilosan, nos separan y nos dividen.
Pasar esta puerta de la fe ha sido como un renacimiento en el que hemos descubierto, unidos no solo a Jesucristo, sino también a todos aquellos que han caminado y caminan por el mismo camino, nuestro nuevo nacimiento, que comienza con el Bautismo, y continúa en el curso de la vida.
Este año ha sido una invitación a cruzar el umbral de la fe a dar un paso de decisión interna y libre, a animarnos a entrar a una nueva vida.
Pasar esta puerta de la fe ha supuesto emprender un camino que dura toda la vida.
Mientras, avanzamos delante de tantas puertas que hoy en día se nos abren, muchas de ellas puertas falsas, puertas que invitan de manera muy atractiva
pero mentirosa a tomar un camino, que prometen una felicidad vacía, narcisista y con fecha de vencimiento; puertas que nos llevan a encrucijadas en las que, cualquiera que sea la opción que sigamos, provocarán a corto o largo plazo angustia y desconcierto, puertas autorreferenciales que se agotan en sí mismas y sin garantía de futuro.
Pasar esta puerta ha supuesto realizar nuestras tareas vividas con dignidad y vocación de servicio, con la abnegación del que vuelve una y otra vez a empezar sin aflojarle a la vida, como si todo lo ya hecho fuera sólo un paso en el camino
hacia el Reino, plenitud de vida.
Pasar esta puerta ha supuesto no sentir vergüenza de tener un corazón de niño que, porque todavía cree en los imposibles, puede vivir la esperanza:
lo único capaz de dar sentido y transformar la historia. Vivir este año que termina es pedir sin cesar, orar sin desfallecer y adorar para que se nos transfigure la mirada.
Pasar esta puerta de la fe es actuar, confiar en la fuerza del Espíritu Santo presente en la Iglesia y que también se manifiesta en los signos de los tiempos, es acompañar el constante movimiento de la vida y de la historia sin caer en el derrotismo paralizante de que todo tiempo pasado fue mejor.
Cruzar el umbral de la fe implica tener ojos de asombro y un corazón no perezosamente acostumbrado, capaz de reconocer que cada vez que una mujer da a luz se sigue apostando a la vida y al futuro, que cuando cuidamos la inocencia de los niños garantizamos la verdad de un mañana y cuando mimamos la vida entregada de un anciano hacemos un acto de justicia y acariciamos nuestras raíces.
Pasar el umbral de la fe entraña la permanente conversión de nuestras actitudes,
los modos y los tonos con los que vivimos; reformular y no emparchar o barnizar, dar la nueva forma que imprime Jesucristo a aquello que es tocado por su mano y su Evangelio de vida, animarnos a hacer algo inédito por la sociedad
y por
Pasar el umbral del año de la
fe ahora nos lleva a perdonar y saber arrancar una sonrisa, a acercarnos a todo
aquel que vive en la periferia existencial y llamarlo por su nombre, es cuidar
las fragilidades de los más débiles y sostener sus rodillas vacilantes con la
certeza de que lo que hacemos por el más pequeño de nuestros hermanos al mismo
Jesús lo estamos haciendo.
Danos, Padre nuestro, la fe que necesitamos.
No podemos construir nuestra fe personal en un diálogo privado contigo, porque la fe nos ha sido dada por ti, Padre, a través de una comunidad de creyentes que es la Iglesia, y por lo tanto, nos inserta en la multitud de creyentes, en una comunidad que no solo es sociológica, sino que está enraizada en tu amor eterno
que en sí mismo es comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que es Amor trinitario.
Nuestra fe es verdaderamente personal, pero solo si es a la vez comunitaria puede ser “mi fe”; solo si vive y se mueve en el “nosotros” de la Iglesia, solo será nuestra fe, nuestra fe común en la única Iglesia.
Señor y Padre nuestro: Cruzar el umbral de la puerta fe es vivir en el espíritu del Concilio Vaticano II y en una Iglesia de puertas abiertas no sólo para recibir sino fundamentalmente para salir y llenar de Evangelio nuestras calles y la vida de los hombres de nuestros tiempo.
Termina el Año de
¡Danos tu Santo Espíritu para
no dejarte pasar de largo y recibirte con entera confianza, auténtico amor y
esperanza cierta!
Aumenta nuestra Fe para
contemplar con ojos limpios, mirada lúcida y obediencia a la realidad los
grandes y crecientes conflictos existentes en la historia de los hombres!
Que te veamos presente en la
historia de los hermanos que están en la cuneta del camino, en los desheredados
de la tierra, en los que soportan impotentes las injusticias estructurales, en
los que languidecen por causa de las hambrunas y pandemias.
Que experimentemos confiados que sigues viniendo una vez más a tu Iglesia,
cuando anunciamos
¡Daños tu Espíritu de alegría, para evangelizar con la misma ilusión
de los grandes misioneros del Evangelio! ¡Ven Señor Jesús, aumenta nuestra pobre y necesitada Fe! ¡Danos, como a la higuera, un año más para que fructifiquemos!
Si no damos frutos, arráncanos y tiranos. ¡Ven Señor Jesús, aumenta nuestra Fe
en los tiempos complejos que estamos viviendo que obremos siempre con la misma caridad pastoral que Tú tuviste, y que no seamos cobardes
para defender los valores evangélicos sin temer a nada ni a nadie.
¡Danos tu Espíritu y auméntanos nuestra pequeña fe para testificar con parresía la comunión con todos los hombres!
Que tu advenimiento en este nuevo tiempo de gracia y conversión te acojamos con verdaderas obras de amor!
Acaba el Año de
Cruzar el umbral de la fe es, en definitiva, aceptar la novedad de la vida del Resucitado en nuestra pobre carne para hacerla signo de la vida nueva
Amén.
(Valencia 24 de noviembre de 2013)
sábado, 16 de noviembre de 2013
Oración a la Virgen de los desamparados por los niños huérfanos de Filipinas
Santa Madre María de los Desamparados,
Hoy vengo a rezarte por todos los que caben en las letras de tu acogedor
título:
Ampara bajo tu manto protector a todos
los sin techo que sufren la intemperie.
Mira con entrañas de misericordia a
cuantos padecen cualquier tipo de miseria.
Protege a todos los que sus familias y
la sociedad tienen desprotegidos.
Acoge en tu cálido regazo a cuantos se
sienten solos, tristes y afligidos.
Recoge entre tus brazos maternales a
todos los hijos pródigos huidos del Padre.
Ofrece tu corazón sensible a cuantos sólo
hallan insensibilidad y rechazo.
Vela especialmente, Madre Santa, por tus
hijitos filipinos que se han quedado huérfanos a causa del tifón.
Libra de los malvados a estos pequeños
desamparados, cúbrelos con tu manto, haz que encuentren cuanto antes quien los
socorra y los acoja con amor.
Y a nosotros, ayúdanos a ayudar con
generosidad a cuantos trabajan por asistir a los niños desamparados.
Recuérdanos siempre, Virgen Santa, las
palabras de tu divino Hijo Jesús: "Cuanto hagáis a uno de estos pequeños
hermanos míos, me lo hacéis a Mí".
Amén.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Oración por la caridad
Señor, tu
voz sigue resonando en nuestros oídos; “la mies es mucha… pero escasos los
obreros…”, colma el corazón de los cristianos de tu alegría para que podamos
llevarla al mundo.
Señor, tu
que nos has dado como norma de vida el mandamiento nuevo del amor, haznos
constructores de un mundo más solidario y fraterno.
Haz que
fieles a las promesas de nuestro Bautismo vivamos con coherencia nuestra fe, dando
testimonio de tu palabra y de tu caridad.
Señor, tu
que siendo rico quisiste ser pobre, haz que seamos ricos en misericordia para
ayudar a los más necesitados.
Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
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