domingo, 6 de abril de 2014

El valor de la oración

(En una carta dirigida a su hermana Celina, que todavía no había ingresado en el Carmelo, Santa Teresita le habla del valor de la oración para la salvación de las almas).

Jesús                                                         

15 de agosto de 1892

Celina querida:

(...) Una vez, Jesús decía a sus discípulos, mostrándoles los campos de mieses maduras: «Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya blancos para la siega». Y un poco más tarde: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores».

¡Qué gran misterio...! ¿No es Jesús todopoderoso? ¿No son las criaturas de quien las ha hecho? Entonces, ¿por qué dice Jesús: «Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores»? ¿Por qué...? ¡Ah!, es que Jesús siente por nosotras un amor tan incomprensible, que quiere que tengamos parte con él en la salvación de las almas. El no quiere hacer nada sin nosotras. El creador del universo espera la oración de una pobre alma para salvar a las demás almas, rescatadas como ella al precio de toda su sangre.

Nuestra vocación no consiste en ir a segar en los campos de mieses maduras. Jesús no nos dice: «Bajad los ojos, mirad los campos e id a segar». Nuestra misión es más sublime todavía. He aquí las palabras de nuestro Jesús: «Levantad los ojos y mirad». Mirad cómo en mi cielo hay sitios vacíos, a vosotras os toca llenarlos, vosotras sois mis Moisés orando en la montaña, pedidme trabajadores y yo los enviaré, ¡no espero más que una oración, un suspiro de vuestro corazón...!

El apostolado de la oración ¿no es, por así decirlo, más elevado que el de la palabra? Nuestra misión, como carmelitas, es la de formar trabajadores evangélicos que salven millares de almas, cuyas madres seremos nosotras...

Tu Teresa del Niño Jesús
rel. carm. ind
(religiosa carmelita indigna)

sábado, 29 de marzo de 2014

Padre de misericordia


Padre de misericordia,
que no te complaces en la muerte del pecador,
sino en que se convierta y viva,
ayúdanos a escuchar y acoger tu palabra,
a reconocer y confesar nuestros pecados
y a darte gracias por el perdón que nos concedes.

Por Jesucristo nuestro Señor,

Amén.


Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu bondad son eternas; no te acuerdes de mis pecados.

Crea en mi un corazón nuevo y renuévame por dentro con tu Espíritu Santo.


Amén.

sábado, 22 de marzo de 2014

María, aurora del mundo nuevo


Oh, María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a ti confiamos la causa de la vida:

Mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia in­humana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.

Amén.


Juan Pablo II, Evangelium vitae

viernes, 14 de marzo de 2014

La luz del día ya se apaga


Señor, la luz del día ya se apaga,
la noche va extendiendo sus tinieblas;
alumbra lo más hondo de las almas
en este santo tiempo de Cuaresma.

Conoces nuestra vida y nuestra historia
y sabes que también hemos pecado,
por eso hacia ti nos dirigimos
confiando que seremos perdonados.

Unidos con la Iglesia recorremos
la senda que nos lleva hasta el Calvario,
llevando en nuestro cuerpo tus dolores,
sufriendo lo que aún no has completado.

Escucha nuestra voz, amado Padre,
que, junto con tu Hijo Jesucristo,
enviaste tu Espíritu a los hombres,
sellando con tu gracia sus destinos. 

Amén.


Fuente: Liturgia de las horas

domingo, 9 de marzo de 2014

Las tentaciones


Jesús: La fe cristiana nos asegura que tú, el unigénito de Dios, te hiciste hombre, “en todo igual a nosotros, menos en el pecado”, pero hasta la tentación inclusive.

Al verte tentado por tres veces en el desierto, te pido que me ayudes a vencer mis tentaciones, recurriendo a tus palabras para alejar al tentador.

Ante la tentación de satisfacer las exigencias y caprichos de la sociedad de consumo, haz que recuerde tu eslogan: “No Sólo de pan vive el hombre”.

Ante la tentación de adorar a los ídolos del poder, el tener y el parecer, recuérdame tu consigna: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto”.

Ante la tentación de bajar la guardia por creerme blindado ante los tentáculos del mal, enséñame a cumplir tu mandato: “No tentarás al Señor tu Dios”.

Jesús, ayúdame a salir victorioso de cualquier tentación, como tú lo hiciste.


(Rafael de Andrés)

domingo, 2 de marzo de 2014

El Señor es mi fuerza


El Señor es mi fuerza,
Mi roca y salvación.

Tú me guías por sendas de justicia,
Me enseñas la verdad.

Tú me das el valor para la lucha,
Sin miedo avanzaré.

El Señor es la fuerza de su pueblo,
Su gran libertador.

Tú le haces vivir en confianza,

Seguro en tu poder.

domingo, 23 de febrero de 2014

Oración al acostarse


Yo te adoro, Señor y Padre mío,
Y te amo con todo mi corazón.

Te doy gracias por haberme creado y hecho cristiano
Y por haberme conservado en este día.

Guárdame en el descanso y líbrame de todos los peligros.

Perdona los males que hoy he cometido y acepta el bien que he hecho.

Sálvame, Señor, despierto, y protégeme mientras duermo, para que viva con Cristo y descanse en paz.

AMÉN.


Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse con vosotros en paz el alma mía.