En el eco de tus montes,
Vibre eterna esta canción,
Al cruzado que vencía
Con la fuerza del amor.
Por enseña el crucifijo
Donde expira y gime Dios,
Donde Cristo da a los
hombres,
Un abrazo de perdón.
En el solar de nuestra fe,
cantemos todos a Javier.
Al entrar en tu Castillo,
Santo apóstol del Japón
Te pedimos nos enciendas
En el fuego de tu amor;
Y, abrasados de tu celo,
Con tu mismo corazón
Que entreguemos nuestra
vida
Por llevar almas a Dios;
Por nuestro Dios y ante tu
altar
Antes
morir que desertar.