sábado, 29 de junio de 2019

Si se levantan los vientos



Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María. Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María. Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María.
No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás si es tu guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te ampara.

(San Bernardo. Hom. Sobre la Virgen Madre,2)

sábado, 22 de junio de 2019

Espinas



¡No empieces el día de hoy con las espinas de ayer! El día de ayer y todos los días y años anteriores han pasado ya, están enterrados en el tiempo. Y no puedes cambiar ya nada en ellos.

¿Te han quedado espinas? ¡No las traigas arrastrando! Porque seguirán pinchándote cada día hasta no dejarte vivir.

Hay espinas que puedes sacudirte echándoselas en las manos a Dios. Hay heridas de espinas que puedes curar si sabes perdonar de veras.

Pero hay heridas que no podrás ya curar con todo el amor de este mundo.

¡Olvídate de que existen! ¡Quita el cristal de aumento de encima de tus calamidades!

Phil Bosmans

domingo, 16 de junio de 2019

Oración para irradiar a Cristo



Amado Señor,
Ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.

Inunda mi alma de espíritu y vida.

Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya.

Brilla a través de mí, y mora en mi de tal manera que todas las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma.

Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor.

Quédate conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás a través de mí.

La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás Tu, quien ilumine a los demás a través de mí.

Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando para quienes me rodean.

Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón.

Amén.

(John Henry Newman)

sábado, 25 de mayo de 2019

Oración de San Efren de Siria



Mi santísima Señora, Madre de Dios, llena de gracia, tú eres la gloria de nuestra naturaleza, el canal de todos los bienes, la reina de todas las cosas después de la Trinidad…, la mediadora del mundo después del Mediador; tú eres el puente misterioso que une la tierra con el cielo, la llave que nos abre las puertas del paraíso, nuestra abogada, nuestra mediadora. Mira mi fe, mira mis piadosos anhelos y acuérdate de tu misericordia y de tu poder. Madre de aquel que es el único misericordioso y bueno, acoge mi alma en mi miseria y, por tu mediación, hazla digna de estar un día a la diestra de tu único Hijo.

sábado, 11 de mayo de 2019

Permíteme que piense



Permíteme que piense
Que posas un instante esa divina carga
Y me tiendes los brazos,
Y me acunas en tus brazos,
Acunas mi dolor,
Hombre que lloro,
Virgen María, madre,
Dormir quiero en tus brazos
Hasta que en Dios despierte.

Dámaso Alonso, escritor

sábado, 4 de mayo de 2019

Canción a la Virgen María



En mil dulces imágenes te veo, María, en tu expresión de tierna calma, pero ninguna acierta a reflejarte como te ven los ojos de mi alma.

Yo sólo sé que el ruido de este mundo como un sueño de antaño desvaneces, y que un cielo inefablemente dulce a mis amargas lágrimas ofreces.

Frederick Hardenberg, poeta