viernes, 25 de febrero de 2011

Ofrecimiento diario por la humanidad

Dios padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos y deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con tu Hijo Jesucristo, que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía, por la salvación del mundo.

Que el Espíritu Santo que guió a Jesús, sea mi guía y mi fuerza en este día, para que pueda ser testigo de tu amor.

Con María, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido especialmente por las intenciones del Papa y de nuestros Obispos

sábado, 19 de febrero de 2011

Oración de la Madre Teresa

Madre Teresa de Calcuta, es conocida como la santa de los pequeños caminos, lo que significa que ella creía en hacer las pequeñas cosas de la vida bien y con gran amor. A ella la representan las rosas. 


Oración de Madre Teresa

Que hoy reine la paz

Que confíes en Dios en que estás exactamente donde tienes que estar.

Que no olvides las infinitas posibilidades que nacen de la fe.

Que utilices aquellos dones que has recibido, y que compartas el amor que te ha sido dado. 

Que estés contento de saber que eres un hijo de Dios.

Deja que esta presencia se asiente en tus huesos y le permita a tu alma la libertad de cantar, bailar, orar y amar. 

Existe aquí para todos y cada uno de nosotros.

domingo, 13 de febrero de 2011

Oración de agradecimiento

Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al acabar un día más, quiero decirte GRACIAS por todo aquello que recibí de Ti.

Gracias por la vida y por el amor, por las flores, por el aire y por el sol, por la alegría y por el dolor, por lo que fue posible y por lo que no fue.

Te ofrezco todo lo que hice, el trabajo que pude realizar, las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te Presento a Mi Familia, Mis Hijos, los Amigos De Siempre, Las Amistades Nuevas Los Antiguos Amores, y al Amor de Mi Vida.

Los que están cerca de mi, los que pude ayudar, y aquellos con quien compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Mas también, Señor, hoy te quiero pedir perdón.

Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra dura e inútil y el amor desperdiciado.

Perdón por las  obras vacías y por el trabajo mal hecho, perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración  que poco a poco fui aplazando y que ahora vengo a presentarte, por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente Te pido perdón.

Que los próximos días sean siempre Bendecidos.

Detengo mi vida delante del calendario y te presento mis días, que únicamente Tú sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy, Te pido para mí, mis parientes y amigos, la paz y la alegría, la fortaleza y la prudencia, la lucidez y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras  mentirosas, egoístas o que lastimen.

Abre sí, mi ser a todo lo que es bueno.

Que mi espíritu sea repleto únicamente de Tu Gracia y de Bendiciones para que las derrame por donde quiera que pase.

Señor, a las personas que leen esta oración, llénalos de Tu Bendición, Sabiduría, Paz y Amor.

Y que nuestra amistad dure para siempre en  nuestros corazones.

Lléname, también, de bondad y alegría para que todas las personas que yo encuentre en mi camino puedan descubrir en mí un poquito de Ti.

Danos siempre días felices, y enséñanos a repartir felicidad.

Amen

sábado, 5 de febrero de 2011

Acto de consagración a nuestra señora de la Santísima Trinidad

Con todo mi corazón Os glorifico, Virgen Santísima, sobre todos los ángeles y santos del Paraíso, Hija del Padre Eterno, y Os consagro mi alma con todas sus facultades.

AVEMARÍA

Dios te salve María, llena eres de gracia; El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Con todo mi corazón Os glorifico, Virgen Santísima, sobre todos los ángeles y santos del Paraíso, amantísima Madre del Hijo de Dios, Os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos.

AVEMARÍA

Dios te salve María, llena eres de gracia; El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Con todo mi corazón Os glorifico, Virgen Santísima, sobre todos los ángeles y santos del Paraíso, amantísima Esposa del Espíritu Santo, Os consagro mi corazón, con todos sus afectos, y Os ruego que obtengáis de la Santísima Trinidad todas las gracias necesarias para mi salvación.

AVEMARÍA

Dios te salve María, llena eres de gracia; El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

viernes, 28 de enero de 2011

Las tres Avemarías

Indudablemente, uno de los medios más eficaces de salvación, y uno de los signos más seguros de predestinación, es la devoción a la Santísima Virgen. Todos los Santos Doctores de la Iglesia son unánimes en decir, con San Alfonso María de Ligorio: “Un siervo devoto de María nunca perecerá”.

Lo más importante es perseverar fielmente en esta devoción hasta la muerte.

¿Puede haber una práctica más fácil, o más conveniente para todos, que la recitación diaria de tres Avemarías en honor de los privilegios otorgados a la Santísima Virgen por la Adorable Trinidad?

Uno de los primeros en rezar las tres Avemarías y recomendarlas a otros ha sido el glorioso San Antonio de Padua. Su objetivo específico al adoptar esta práctica fue honrar la virginidad sin mancha de María y preservar una pureza perfecta de la mente, del corazón, y del cuerpo, en medio de los peligros del mundo. Muchos, como él, han sentido sus efectos saludables.

Posteriormente, el célebre misionero San Leonardo de Port-Maurice rezaba las tres Avemarías por la mañana y por la noche en honor de María Inmaculada, para obtener la gracia de no cometer pecados mortales durante el día ni durante la noche; además, prometió de una manera especial la salvación eterna a todos aquellos que permanecieran fieles a esta práctica.

Siguiendo el ejemplo de aquellos dos grandes Santos Franciscanos, San Alfonso María de Ligorio adoptó esta práctica piadosa y le dio su apoyo entusiástico y vigoroso. Aconsejaba su uso y llegó a imponérselo como penitencia a quienes aún no hubiesen adoptado esta benéfica práctica.

El Santo Doctor exhortaba, en particular, a los padres y a los confesores a que observasen atentamente si los niños continuaban rezando diariamente las tres Avemarías, por la mañana y por la noche. Es más, como San Leonardo de Port-Maurice, se lo recomendaba a todos, “a los piadosos y a los pecadores, a los jóvenes y a los viejos”.

Hasta las personas consagradas a Dios obtendrán muchos frutos preciosos y saludables de esta práctica. Numerosos ejemplos demuestran lo mucho que le agradan las tres Avemarías  a la Madre Divina, y las gracias especiales que obtienen, durante su vida y a la hora de la muerte aquellos que nunca las omiten todos los días, sin excepción.

Esta práctica ha sido revelada a Santa Matilde (Siglo XIII) con la promesa de una buena muerte, si mantuviese diariamente dicha práctica.

Está escrito, también, en las Revelaciones de Santa Gertrudis: “Mientras esta Santa cantaba el Avemaría, en los maitines de la Anunciación, de repente vio tres llamas resplandecientes que salían del Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y penetraban en el Corazón de la Santísima Virgen”. A continuación, escuchó las siguientes palabras: “Después del Poder del Padre, de la Sabiduría del Hijo, y de la Ternura misericordiosa del Espíritu Santo, nada se aproxima al poder, a la sabiduría y a la ternura misericordiosa de María”.

Su Santidad Benedicto XV elevó la Cofradía de las Tres Avemarías a una Archicofradía al concederle preciosas indulgencias, con el poder de reunir todas las Cofradías del mismo tipo, y de compartir con ellas sus propias indulgencias.

Práctica: por la mañana y por la noche, rece tres Avemarías en honor de los tres grandes privilegios, añadiendo esta invocación al final: por la mañana: “¡Oh, Madre mía!, libradme del pecado mortal durante este día”, y por la noche: “¡Oh, Madre mía!, libradme del pecado mortal durante esta noche”.

lunes, 24 de enero de 2011

Oración para pedir la humildad de corazón

PARA PEDIR LA HUMILDAD DE CORAZÓN.

Jesús mío, por tu amor, por tu infinita misericordia, dame un poquito de luz, QUE YO TE CONOZCA Y ME CONOZCA A MI, aunque tenga mucho que sufrir.

Que yo sea buena y te busque en todo sólo a Ti, que yo sea sencilla y chiquita, que no busque más que esconderme en todo y siempre.

Jesús mío, dame la humildad y la dulzura de tu corazón, dime lo que tengo que hacer y lo que tengo que hablar, dímelo todo Jesús mío; hazme muy dócil, y que voluntariamente no te desagrade nunca.

Jesús mío, yo no puedo nada, pero Tú lo puedes todo.

Ayúdame, no me dejes, dame rectitud en todo.

Haz que te ame mucho, Jesús mío, soy tuya.

María Emilia Riquelme y Zayas.
Fundadora de las Misioneras del Stmo. Sacramento y Mª Inmaculada

viernes, 14 de enero de 2011

Cuando habla el silencio

Cuando el silencio habla, la vida se transforma…

Cuando el silencio de las flores habla,
la vida se llena de alegría.

Cuando el silencio del dolor habla,
la vida se hace misterio.

Cuando el silencio del amigo habla,
la vida se hace ternura.

Cuando el silencio del amor habla,
la vida se hace comunión.

Cuando el silencio del misterio habla,
la vida se transforma en adoración

Cuando el silencio de la noche habla,
la vida se vive con nostalgia de Dios.

Cuando el silencio de tu corazón habla,
la vida se transforma en amor.

Cuando el silencio de tu alma habla,
tu vida se transforma en oración.

Cuando el silencio de Dios habla,
la vida se transforma en misterio de Dios.

Cuando el silencio te habla en el alma,
te transformas en enamorado de Dios

Cuando el silencio de la luz de Dios habla,
tu vida se llena de la transparencia de Dios.

Silencio, silencio para que te hable la voz del silencio…

Silencio en tu cuerpo, silencio en tu mente,
silencio en tu corazón silencio en todo tu ser…

Atención amorosa a Dios,
abierta y receptiva al silencio elocuente de Dios.

El silencio es la música del alma.
Escúchalo…

Manuel J. Fernández Márquez, s.j.