sábado, 9 de abril de 2011

La luciernaga

Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía.

Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía..., al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:

“¿Puedo hacerte tres preguntas?”

“No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar”. -contestó la serpiente...

“¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?” -preguntó la luciérnaga.

“No”, -contestó la serpiente.

“¿Yo te hice algún mal?” -dijo la luciérnaga.

“No”, -volvió a responder la serpiente.

“Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?”

“¡¡¡ Porque no soporto verte brillar!!!”

Moraleja

Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa, no he hecho nada malo, ni daño a nadie?
Sencillo es de responder... ¡¡¡¡Porque no soportan verte brillar.....!!!!

Cuando esto pase, no dejes de brillar, continúa siendo tú mismo, continúa y sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte... porque tu luz seguirá intacta.

Tu esencia permanecerá, pase lo que pase...

¡¡ Sé siempre auténtico, aunque tu luz moleste a los predadores!!

lunes, 4 de abril de 2011

Conversación de gemelos

En el vientre de una mujer embarazada, dos gemelos sostienen una breve e interesante conversación, uno de ellos es creyente y el otro ateo.

El ateo: ¿Hermano, tú crees en la vida después del nacimiento?
El Creyente: Por supuesto. Todos saben que hay vida después del nacimiento. Estamos aquí para crecer, estar fuertes, y prepararnos para lo que nos espera cuando salgamos.

El ateo: ¡Tonterías! No puede haber vida después del nacimiento. ¿Puedes imaginarte como sería esta vida?
El Creyente: No conozco los detalles y de momento no tengo mucha imaginación, pero supongo que fuera hay más luz. Tal vez allí caminemos y nos alimentemos solos.

El ateo: ¡Qué disparate! ¡Es imposible caminar y alimentarnos solos! Tenemos el cordón umbilical que nos alimenta. Solamente quiero recordarte esto: la vida después del nacimiento es imposible, porque nuestra vida depende del cordón, y el cordón, es demasiado corto.
El creyente: Estoy seguro que es posible. Sólo que será un poco diferente. Quizá muy diferente.

El ateo: Pero no hay nadie que haya regresado de allí, no te hagas ilusiones. La vida sencillamente se termina con el nacimiento. Y sinceramente, la vida está llena de incomodidades en la oscuridad. Esto es demasiado estrecho para los dos.
El creyente: No sé exactamente cómo será la vida después del nacimiento pero en cualquier caso, vamos a conocer a nuestra mamá, ¡y ella cuidará de nosotros!

El ateo: ¿Mamá, has dicho? ¿Tú crees que tenemos una mamá? ¿Y entonces dónde está?
El creyente: Ella está por todos lados, a nuestro alrededor, y nosotros nos encontramos dentro de ella. Nos movemos por ella y gracias a ella estamos vivos. Sin ella no existiríamos.

El ateo: ¡Qué tontería! Yo no he visto una mamá así; por lo tanto no existe.
El creyente: Yo tampoco la he visto. Pero cuando no me das patadas, y pasamos momentos buenos de tranquilidad, la oigo cantar; es una música dulce. Estoy deseando encontrarme con ella. Entonces, además de oírla, la veremos.

viernes, 1 de abril de 2011

Delante de un crucifijo

Salí de mi casa a dar una vuelta, y me encontré con un hombre en el terror de la crucifixión.

“Permíteme que  te desclave de la cruz”, le dije.

Y me puse a mirar cómo arrancar los clavos de sus pies.

Pero él me respondió:

“Déjame donde estoy, porque no bajaré de la cruz hasta que todos los hombres, todas las mujeres, todos los niños...

...se unan, y juntos tomados de la mano, vengan a desclavarme”.

 Entonces le pregunté:

“¿Cómo voy a  soportar yo tus lamentos?.
 ¿Qué puedo hacer por ti?”

Y él me respondió:

 “Vete por todo el mundo...

...y diles a todos los que encuentres que hay un hombre clavado en una cruz”

“No tengan miedo…”

sábado, 26 de marzo de 2011

Santa Juana Jugan

Tras una infancia pobre y una juventud laboriosa, Juana Jugan, nacida en Cancale (Francia) en 1.792, marcha a St. Servan, impulsada por el deseo de servir a Cristo en sus hermanos que sufren. Dios, que la llama a una entrega total de sí misma, le muestra el camino en 1.839; año en que acoge en su casa a una anciana ciega abandonada, dándole su propia cama. Este gesto la comprometerá para siempre.

La estrecha puerta de Juana ya no se cerrará. En la persona de otros ancianos, el Señor multiplicará su llamada. En 1.843, serán cuarenta en torno a Juana y a sus primeras compañeras. Elegida superiora de la pequeña asociación que se encamina hacía una verdadera vida religiosa, pronto será destituida de ese cargo.

Alguien se erige como fundador, relegándola al último lugar. A la injusticia, no responde más que con el silencio y el abandono.

Su fe y amor descubren en este acontecimiento el camino de Dios para ella y para su familia religiosa. Juana se dedica enteramente a la colecta para los pobres; gesto de caridad y reparto, básico para la subsistencia de la familia.

Desde 1.852, el arrinconamiento será total. Ella lo acepta con heroica humildad.

A su muerte, el 29 de agosto de 1.879, en La Tour St. Joseph (casa madre y noviciado), pocas hermanitas saben que ella es la fundadora. Su influencia junto a las jóvenes novicias con las que compartirá su vida durante 27 años, será sin embargo, decisiva. A través de este contacto, transmitirá el carisma inicial y el espíritu de los orígenes.

No será hasta 1.902 que la verdad empieza a surgir. Proclamada venerable el 13 de julio de 1.979, fue beatificada el 3 de octubre de 1.982, por el Papa Juan Pablo II y declarada Santa el 11 de octubre del 2.009 por el Papa Benedicto XVI.

HERMANITAS DE LOS POBRES.

Siguiendo el ejemplo de Santa Juana Jugan, la congregación de las Hermanitas de los pobres, extendida en 32 países de los 5 continentes, ejerce la misión apostólica que le confía la Iglesia; la hospitalidad con las personas mayores pobres. Humilde servicio que realiza a través de comunidades fraternas internacionales que viven el espíritu evangélico de humildad, con una inquebrantable confianza en la Providencia de Dios.

Las Hermanitas de los Pobres actualizan el gesto de su fundadora: acoger, confortar y cuidar hasta su muerte a los ancianos, cualquiera que sea su nacionalidad, respetando su libertad, dignidad y creencias religiosas, y optando por el respeto a la vida, de la que sólo Dios es dueño.

ORACIÓN POR LA INTERCESIÓN DE SANTA JUANA JUGAN.

SEÑOR JESUCRISTO.
Que exultando de gozo, has bendecido a tu Padre por haber revelado a los humildes y sencillos los secretos del reino de los cielos, te damos gracias por los dones concedidos a tu humilde sierva Juana Jugan, a quien encomendamos nuestras peticiones y necesidades.

PADRE DE LOS POBRES.
Tu que nunca rechazas la oración de los humildes, escucha, te rogamos, la súplica que ella te dirige en nuestro favor.

TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
Por MARÍA, tu Madre y Madre nuestra. A Ti que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.

viernes, 25 de marzo de 2011

Cambiame Señor


CAMBIAME, SEÑOR
Para que, mi rostro al igual que el tuyo, sea irradiación del Dios que vive en mí y tanto quiero.


Y, descubriéndolo como mi todo y mi vida, hable de tal manera con El que, en el monte de mi existencia, pueda exclamar: ¡QUE BIEN SE ESTA AQUÍ!


CAMBIAME, SEÑOR
Y, sintiéndome tocado por tu gracia no acalle ni limite la voz que pregone tu poder, la voz que cante tus hazañas, la voz que alabe tu santidad y tu grandeza.


CAMBIAME, SEÑOR
Que cuando la prueba me asalte en el camino sepa que, tu presencia, me acompaña, me guía, me consuela y me empuja a seguir adelante.


Que, cuando mire al cielo, como Tú miraste crea, escuche y me embargue la presencia de un Dios que se fía de mi, que confía en mí y que tanto espera de mí.



CAMBIAME, SEÑOR
Siendo testigo de tu reino, de que, otro mundo, todavía es posible...


Porque, Tú Jesús, eres el enviado el Ungido, el preferido, el amado
Aquel que es capaz, por su obediencia, de cambiar a toda la humanidad.


Sor Mª Celina OSC
FRANCISCO Y CLARA
http://conventosantaclara.blogspot.com/

sábado, 19 de marzo de 2011

La carreta vacia (humildad)

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: “Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”. Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: “Estoy escuchando el ruido de una carreta...”

“Eso es” -dijo mi padre- “es una carreta vacía”.
Pregunté a mi padre: “¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?”. Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando noto a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y mirando por encima del hombro a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero.

Nadie está más vacío, que aquel que esta lleno del ‘Yo mismo’.

viernes, 18 de marzo de 2011

Jim reportandose

Una vez un Sacerdote estaba dando un recorrido por la Iglesia al mediodía…, al pasar por el altar decidió quedarse cerca para ver quién había venido a orar. En ese momento se abrió la puerta; el sacerdote frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo; el hombre estaba sin afeitarse desde hace varios días, vestía una camisa rasgada, tenía el abrigo gastado cuyos bordes se habían comenzado a deshilachar. El hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, luego se levantó y se fue. Durante los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, estaba en la Iglesia cargando una maleta…, se arrodillaba brevemente y luego volvía a salir.

El Sacerdote un poco temeroso, empezó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que un día se puso en la puerta de la Iglesia y cuando el hombre se disponía  a salir le preguntó: “¿Qué haces aquí?”. El hombre dijo que trabajaba cerca y tenía media hora libre para el almuerzo y aprovechaba ese momento para orar, “sólo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que sólo me arrodillo y digo: “Señor, solo vine nuevamente para contarte cuán feliz me haces cuando me liberas de mis pecados… no sé muy bien orar, pero pienso en Ti todos los días… así que Jesús, este es Jim reportándose”.

El Sacerdote sintiéndose un tonto, le dijo a Jim que estaba bien y que era bienvenido a la Iglesia cuando quisiera. El Sacerdote se arrodilló ante el altar, sintió derretirse su corazón con el gran calor del amor y encontró a JESÚS, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas; en su corazón repetía la plegaría de Jim:

“SÓLO VINE PARA DECIRTE, SEÑOR, CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE TE ENCONTRÉ A TRAVÉS DE MIS SEMEJANTES Y ME LIBERASTE DE MIS PECADOS…, NO SÉ MUY BIEN COMO ORAR, PERO PIENSO EN TI TODOS LOS DÍAS… ASÍ QUE, JESÚS, SOY YO REPORTÁNDOME”.

Cierto día el Sacerdote notó que el viejo Jim no había venido. Los días siguieron pasando, sin que Jim volviese para orar. Continuaba ausente, por lo que el Sacerdote comenzó a preocuparse, hasta que un día fue a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que él estaba enfermo, que pese a que los médicos estaban muy preocupados por su estado, todavía creían que tenía oportunidad de sobrevivir. La semana que Jim estuvo en el hospital trajo muchos cambios, él sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa.

La enfermera jefe no podía entender porqué Jim estaba tan feliz, ya que nunca había recibido ni flores, ni tarjetas, ni visitas.

El sacerdote se acercó al lecho de Jim con la enfermera y ésta le dijo, mientras Jim escuchaba: “Ningún amigo ha venido a visitarlo, él no tiene a dónde recurrir”. Sorprendido el viejo Jim dijo con una sonrisa: “La enfermera está equivocada… pero ella no puede saber que todos los días, desde que llegué aquí, a mediodía, un querido amigo mío viene, se sienta aquí en la cama, me agarra de las manos, se inclina sobre mi y me dice: “SÓLO VINE PARA DECIRTE, JIM, CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE ENCONTRÉ TU AMISTAD Y TE LIBERÉ DE TUS PECADOS. SIEMPRE ME GUSTÓ OIR TUS ORACIONES, PIENSO EN TI CADA DÍA…, ASÍ QUE JIM, ESTE ES JESÚS REPORTÁNDOSE”.

Ahora, cada día, no podemos perder la oportunidad de decirle a Jesús: Aquí estoy REPORTÁNDOME…